El oscuro entramado de contratos públicos y financiamiento político en Puebla.



Fernando Padilla Farfán, operador político y financiero de Adán Augusto López, protagonista de polémicos contratos públicos.

Alonso Quijano.

En un panorama político cada vez más desafiante, se ha revelado que Fernando Padilla Farfán, operador político y financiero vinculado al exsecretario de Gobernación, Adán Augusto López Hernández, ha amasado una fortuna de cerca de 1,600 millones de pesos en contratos públicos. Además, ahora emerge como el impulsor y financista de las aspiraciones del senador Alejandro Armenta Mier para la nominación morenista a la gubernatura de Puebla.

Este controvertido personaje, que tiene participación en numerosas empresas, ha logrado captar esta cantidad de dinero a través de tres de sus compañías: Línea Médica del Sur, Consorcio Inmobiliario y Constructor Aspen (Aspen Construcciones), y FMedical, un negocio de proveeduría de servicios clínicos.

Según investigaciones estas firmas han obtenido contratos de diversas entidades, tanto federales como estatales. Entre los beneficiarios de sus servicios se encuentran la Secretaría de Infraestructura, Comunicaciones y Transportes (SCT), así como gobiernos estatales morenistas, como el de Adán Augusto López Hernández en Tabasco, Rutilio Escandón en Chiapas, cuñado del exaspirante presidencial morenista, y Mara Lezama en Quintana Roo. Sorprendentemente, también ha facturado a gobiernos opositores, incluyendo el de Enrique Alfaro en Jalisco, Mauricio Kuri en Querétaro y Maru Campos en Chihuahua.

Padilla Farfán se ha encumbrado como un influyente personaje del obradorismo debido a su notable acumulación de recursos a través de contratos públicos y su proximidad al exsecretario de Gobernación. Actualmente, opera en favor de la nominación de Alejandro Armenta a la gubernatura de Puebla, incluso desafiando las regulaciones electorales.

Hace algunas semanas, salió a la luz propaganda impresa que promocionaba al senador Armenta Mier, la cual fue encontrada en camionetas saliendo de una bodega en Puebla. Curiosamente, esta bodega es propiedad de Padilla Farfán.



Originario de San Martín Texmelucan, Puebla, Fernando Padilla Farfán ha obtenido una serie de contratos de obra y servicios clínicos durante la era obradorista. En 2020, durante la pandemia de COVID-19, la administración estatal de Adán Augusto López Hernández le asignó contratos por un total de 100 millones de pesos a Línea Médica del Sur para servicios de una Unidad de Hospitalización Temprana para pacientes de COVID. Uno de estos proyectos, ubicado en el recinto ferial "Parque Tabasco," terminó en colapso.

Además, Rutilio Escandón, cuñado de Adán Augusto en Chiapas, ha otorgado contratos por un total de 672 millones de pesos a Aspen Construcciones. Estos contratos incluyen la modernización de carreteras y acceso vial al Hospital del IMSS en Tuxtla Gutiérrez.

La administración de Mara Lezama en Quintana Roo también ha firmado contratos significativos con FMedical por servicios de salud, sumando 417.6 millones de pesos. Además, la alcaldesa Armida Castro en Baja California destinó 63.5 millones de pesos a FMedical para unidades móviles de atención médica.

Incluso gobiernos opositores como el de Enrique Alfaro en Jalisco y María Eugenia Campos en Chihuahua han contratado los servicios de estas empresas, pagando 59 millones y 132 millones de pesos respectivamente.



Este entramado de contratos públicos ha puesto a Fernando Padilla Farfán en el centro de la escena política, ya que opera en favor de las aspiraciones de Alejandro Armenta Mier a la gubernatura de Puebla. Esta asociación se estableció en un evento público celebrado el 29 de diciembre de 2022 en el Palacio de Gobierno de Puebla, donde Padilla Farfán fue presentado por Adán Augusto López Hernández al gobernador morenista Salomón Céspedes Peregrina.

A pesar de que la Constitución mexicana establece límites claros para las precampañas, la actividad del operador de Adán Augusto continúa, lo que plantea preguntas sobre la financiación y las prácticas políticas en México.

Este caso arroja luz sobre las complejas conexiones entre los contratos públicos y la política en el país, lo que plantea interrogantes sobre la transparencia y la rendición de cuentas en un entorno político cada vez más desafiante. La sociedad mexicana exige una investigación a fondo y la debida regulación de estas prácticas para mantener la integridad en el sistema político del país.