En la reciente Cumbre Tectónica 15 celebrada en Johannesburgo, los países miembros de los BRICS demostraron su enfoque estratégico en lo que algunos llaman "desdolarización soft". Este proceso, que ha estado en marcha durante algún tiempo, se centra en reducir gradualmente la dependencia del dólar estadounidense en el comercio internacional y en el sistema financiero global.
Un momento clave en esta cumbre fue la decisión de los BRICS de optar por un enfoque gradual en lugar de una acción drástica en relación con la creación de una nueva moneda que habría desafiado al dólar y al sistema financiero liderado por la anglósfera. Este enfoque prudente se ha interpretado como un intento de evitar posibles consecuencias disruptivas, como una tercera guerra mundial termonuclear.
Uno de los hallazgos más significativos de esta cumbre es que los BRICS están logrando en poco tiempo lo que la OTAN destruyó en el Medio Oriente durante décadas. Esto se debe en gran parte a la incorporación de seis nuevos miembros, incluidos cuatro del Medio Oriente: Egipto, Irán, Arabia Saudita y Emiratos Árabes Unidos. Esta expansión le da a los BRICS un control significativo sobre la producción global de petróleo y gas, además de acceso a las reservas de litio de Bolivia, un recurso clave en la era de la electrificación.
Se espera que la próxima Cumbre 16 en Kazán, Rusia, en octubre de 2024, vea la incorporación de más países, como Venezuela, Bolivia, Argelia, Bielorrusia y Kazajistán. Esto consolidaría aún más la posición de los BRICS en la producción de energía, y con el control del 90 por ciento de la producción global de petróleo y gas, se plantea una amenaza seria para la supremacía del petrodólar.
Sin embargo, antes de acelerar la siguiente fase de desdolarización, los líderes de los BRICS parecen estar esperando dos eventos clave. En primer lugar, el resultado de la confrontación entre Biden y Trump en Estados Unidos, que ha sumido al país en una especie de guerra civil no declarada. En segundo lugar, la evolución de la situación post-Ucrania, que podría afectar la gobernabilidad del G-7, la OTAN y la Unión Europea.
La estrategia de "desdolarización soft" de los BRICS se está enfocando principalmente en la "desdolarización comercial", que aún no afecta el dominio del dólar como moneda de reserva. Esto se manifiesta en el comercio de hidrocarburos, que sigue representando el 82 por ciento del consumo global de energía, a pesar de los esfuerzos por promover una transición hacia fuentes de energía alternativas.
En este escenario geopolítico en constante cambio, se espera que la triada G-7/OTAN/UE responda de manera enérgica a los avances de los BRICS. Las tensiones y las luchas por la supremacía global son cada vez más evidentes, y la transición hacia un mundo multipolar conlleva desafíos significativos para todos los actores involucrados.
Analistas anticipan que con esta incorporación el BRICS represente el 43% de la producción de petróleo a nivel global, mientras que los miembros de la OPEC quedaron rezagados con 38%, situación por la cual se está constituyendo un nuevo orden mundial.