Las viejas prácticas regresaron en Hidalgo.



En el estado de Hidalgo, tierra de historia y lucha por la independencia, se vivió un momento que sorprendió a muchos y desató un debate en la sociedad. El Segundo Grito de Independencia bajo el mandato de Julio Menchaca como gobernador revivió viejas prácticas priistas que se creían erradicadas, recordándonos que la historia a veces da pasos hacia atrás.

Una de las escenas que más llamó la atención fue la famosa salutación en las escalinatas del Palacio de Gobierno. Un círculo cercano de funcionarios y potentados formaron fila para saludar al mandatario, como si este fuera un monarca, una costumbre que se había dejado atrás en tiempos de mayor igualdad y transparencia. Mientras los privilegiados y poderosos disfrutaban del grito con bocadillos y bebidas especiales en el interior del Palacio, el pueblo observaba el espectáculo anual con una agrupación musical, en este caso, la banda hidalguense Río Roma.

Esta imagen contrastante dejó una huella indeleble en la mente de algunos hidalguenses que pensaban que habría un cambio. Un grupo selecto de personas privilegiadas y sus juniors presumían con fotos en sus redes y celebraban el Grito de Independencia en el interior del Palacio de Gobierno, mientras la gran mayoría del pueblo observaba desde afuera. Esta escena recordó a muchos la época en que el poder estaba concentrado en las manos de unos pocos, y la desigualdad era la norma.

Asistir al Grito de Independencia en Hidalgo dentro del Palacio de Gobierno, se ha convertido en un símbolo de influencia y estatus para los políticos locales. La política en el estado parece enfocarse más en las metas personales que en el servicio al pueblo. La distancia entre los gobernantes y los gobernados se hacía más evidente que nunca en esta ocasión, mientras se rememoraban tiempos en que el acceso al poder estaba reservado para una élite.

La reacción de la sociedad fue inmediata. Las redes sociales se inundaron de comentarios, críticas y burlas, exigiendo una mayor igualdad que se supone debe guiar a cualquier gobierno. Este Segundo Grito de Independencia sirvió como recordatorio de que la lucha por la independencia no solo se trató de liberarse del dominio extranjero, sino también de construir un país donde todos los ciudadanos fueran iguales ante la ley.

La controversia desencadenada por esta celebración inusual nos recuerda que la historia es un recordatorio constante de nuestras luchas y avances, pero también de las amenazas que acechan cuando las viejas prácticas regresan. 

En Hidalgo, como en todo México, la voz del pueblo es poderosa, y es necesario recordar que la verdadera independencia reside en la capacidad de la sociedad para mantener a sus líderes responsables y luchar por un futuro más justo y equitativo, no por sus propios intereses o negocios.