El desafío de la verdadera Autonomía Universitaria en Hidalgo.



Estudiantes en huelga de la UAEH nunca pidieron la intervención del gobernador de Hidalgo.

Julio Gálvez

Los recientes acontecimientos en torno a la Universidad Autónoma del Estado de Hidalgo (UAEH) han dejado al descubierto una trama intrigante que involucra la infiltración política y la lucha constante por el control de aquella institución educativa. El foco de esta historia se centra en la estrategia de Grupo Universidad, que consistió en la infiltración de grupos de choque y del Consejo Estudiantil de la UAEH, al movimiento REBEL-ARTE con el objetivo de solicitar la intervención del gobernador Menchaca.

Esta maniobra plantea cuestionamientos profundos sobre el equilibrio entre la autonomía universitaria y las intervenciones políticas. La UAEH y el gobierno local se vieron envueltos en un delicado dilema cuando, después de infiltrar grupos de choque en las manifestaciones de los estudiantes de la Escuela de Artes, solicitaron un diálogo con el gobernador. Este movimiento parecía pasar por alto uno de los pilares fundamentales de la educación superior: la independencia académica y la autonomía universitaria de los estudiantes, no de los directivos y porros.

En este contexto, es esencial comprender que la verdadera autonomía universitaria abarca mucho más que cuestiones meramente presupuestarias o administrativas. Está intrínsecamente relacionada con la libertad de cátedra y la protección de las instituciones educativas contra interferencias políticas y religiosas. Estos principios son esenciales para garantizar que las universidades sean espacios de aprendizaje imparcial y fomenten la diversidad de pensamiento, como lo establece nuestro artículo 3 constitucional.



Para comprender mejor la raíz de este conflicto, es necesario retroceder en el tiempo hasta la década de los 70. En aquel entonces, un grupo de porros, conocidos como la "Sosa Nostra", tomó el control de la universidad mediante la violencia y la fuerza. A lo largo de los años, lograron modificar la ley orgánica de la universidad, y el entonces gobernador Francisco Olvera legalizó el patronato universitario mediante una ley orgánica entregando efectivamente la universidad a estos porros.

Posteriormente, estos porros que se habían apoderado de la UAEH exigieron la autonomía universitaria durante el gobierno de Fayad. Sin embargo, su enfoque se centró en aspectos presupuestarios, lo que plantea interrogantes sobre la verdadera independencia de la institución educativa.

En última instancia, es imperativo recordar que la autonomía universitaria pertenece a los estudiantes, quienes son los verdaderos titulares de este derecho. Tanto el gobernador de Hidalgo, Menchaca, como el rector de la UAEH, tienen la responsabilidad de salvaguardar esta autonomía y garantizar que la universidad sea un lugar donde se respete la diversidad de ideas y se promueva la excelencia académica. La lucha por la autonomía universitaria en Hidalgo es un recordatorio de que la educación superior debe ser un refugio de conocimiento libre y pensamiento crítico.