Jorge Montejo
La pasada legislatura del Congreso de Hidalgo dejó una huella marcada por la controversia y las críticas. Mientras fueron aprobadas iniciativas importantes como la de la Interrupción Legal del Embarazo, la inciativa para la prohibición de bolsas de plástico y muchas otras más, con la intervención de la iniciativa privada.
Sin embargo, por otro lado, surgieron prácticas de corrupción de algunos diputados. Uno de los asuntos más polémicos fue que etiquetaron y se auto asignaron presupuesto para obras y proyectos de infraestructura en sus municipios para poder hacer proselitismo.
Esta inusual práctica se aleja del propósito principal de los legisladores: legislar, gestionar (no ejecutar) y representar los intereses de la ciudadanía. Realizar obras públicas por parte de los diputados plantea interrogantes sobre el uso adecuado de los recursos públicos y la posible influencia de intereses personales en la toma de decisiones legislativas, por lo que son situaciones que deberían ser auditadas.
Uno de los nombres que resonó con fuerza en esta controversia fue el del exsecretario de gobierno de Hidalgo, Simón Vargas, quien otorgaba recursos para proyectos específicos a diversos legisladores favoritos. Esto llevó a cuestionamientos sobre si las decisiones legislativas estaban siendo influenciadas por actores externos y si se estaban cumpliendo adecuadamente los principios de imparcialidad y transparencia.
Sin embargo, la polémica no se detuvo allí. En el año 2020, surgieron informaciones sobre la adquisición de propiedades y ranchos por parte de varios diputados, lo que generó dudas sobre la fuente de financiamiento para estas compras y la relación entre estas adquisiciones y la gestión de obras públicas.
Uno de los casos más destacados fue el de la diputada Lisset Marcelino Tovar, que con la compra de un ranchito atrajo la atención de la opinión pública y reavivó las preocupaciones sobre posibles conflictos de interés y prácticas poco éticas en la legislatura. Estas situaciones resaltan la importancia de una vigilancia constante y una rendición de cuentas efectiva por parte de los representantes electos.
Sin embargo, por qué será que a Tovar no se le recuerdan proyectos e iniciativas de ley aprobadas en beneficio de los hidalguenses en sus dos periodos como diputada local.
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PD. Además dicen que la veían salir de gobierno a altas horas de la noche, ya que, Varguitas era muy nocturno para trabajar, porque así los traía Omar Fayad.
