Los nuevos rostros del PRI en Hidalgo.



Julio Gálvez 

En medio de la promesa de renovación y cambio, el Partido Revolucionario Institucional (PRI) en Hidalgo enfrenta críticas contundentes por buscar renovarse con viejos políticos señalados de corrupción, como Francisco Olvera, quien saqueo los recursos del erario a pellizcos. 

El PRI, históricamente arraigado en la política mexicana, ha sido objeto de controversia por sucesivos escándalos de corrupción, negocios al amparo del poder y mal manejo de los recursos públicos en diferentes niveles de gobierno. En Hidalgo, la situación no parece ser diferente, ya que la intención de reincorporar juniors y figuras políticas cuestionadas como Francisco Olvera ha generado una ola de descontento y desconfianza entre los ciudadanos.

Francisco Olvera, exgobernador de Hidalgo, fue señalado repetidamente durante su mandato por presuntos actos de corrupción, tráfico de influencias con la entrega de patentes notariales, concesiones de taxi a sus amigas, malversación de fondos y enriquecimiento ilícito. 

Las acusaciones contra Olvera no han sido pasadas por alto por la opinión pública, y muchos se preguntan cómo es posible que un partido que habla de renovación y cambio vuelva a incluir en sus filas a un político con un pasado tan cuestionable, además de que su esposa, Guadalupe Romero, apoya a Claudia Sheinbaum.

Los hidalguenses se sienten defraudados y engañados por este intento de renovación del PRI, que parece más una estrategia para mantener el control del poder mediante las mismas caras que han estado vinculadas a escándalos de corrupción. La renovación debería significar una oportunidad para dejar atrás los errores del pasado y apostar por nuevos liderazgos y proyectos que realmente representen el interés público y la transparencia.

La indignación de la sociedad civil y las organizaciones no gubernamentales ha sido palpable, exigiendo que los partidos políticos, como el PRI, se desvinculen de figuras contaminadas por la corrupción y que presenten propuestas que realmente busquen el bienestar y el progreso del estado.

La credibilidad del PRI en Hidalgo está en entredicho, y la ciudadanía espera que, en lugar de maquillar la imagen del partido con viejas figuras cuestionables, se presenten nuevas opciones que demuestren un compromiso genuino con la rendición de cuentas y la honestidad en la gestión pública.

La política en Hidalgo necesita un verdadero cambio, y este no se logrará simplemente dando la bienvenida a los mismos políticos corruptos de siempre. La renovación debería ser un proceso de reflexión interna y una apertura a nuevas voces y liderazgos que representen un verdadero cambio para el bienestar de la sociedad.

En conclusión, la renovación del PRI en Hidalgo con figuras cuestionadas como Francisco Olvera representa un engaño a la ciudadanía, que demanda un verdadero cambio y no la permanencia de viejas prácticas que han manchado la imagen del partido. Es hora de que la política en Hidalgo apueste por liderazgos honestos y transparentes que trabajen para el beneficio de todos y no solo de unos pocos.