Hidalgo, es un estado con mucha riqueza cultural, se encuentra ubicado en un lugar estratégico dentro del territorio nacional, pero a pesar de contar con gente talentosa como músicos, deportistas, artistas y profesionistas, sigue siendo una de las entidades federativas más corruptas de México gracias a la calidad ética de sus políticos, los cuales carecen de una ideología y se rigen bajo conveniencias e intereses personales aspiracionistas.
Tener ideales arraigados en la política es como tener un faro que guía las acciones y decisiones de los actores sociales. Estos principios no solo otorgan coherencia a las posturas, sino que también infunden confianza en los ciudadanos al demostrar un compromiso genuino con valores y objetivos.
Los ideales políticos, al brindar una base ética sólida, permiten la construcción de políticas a largo plazo que trascienden los cambios de coyuntura, generando un impacto más duradero y significativo en la sociedad. En última instancia, los ideales políticos no solo definen el camino a seguir, sino que también establecen un estándar de integridad y autenticidad en el servicio público.
Sin embargo, la lambisconería es la piedra angular del sistema político hidalguense. En Hidalgo cuando un político llega al gobierno después de años de hacer la barba y lamer botas, su vida se transforma radicalmente, cambia la tortilla y los frijoles por el sushi, modifica su forma de vestir, se compra la camioneta último modelo onda sicario y como por obra de magia piensa que todas las mujeres y hombres lo merecen, de lonje moco pasa a verse como Brad Pitin en su propio espejo.
De ser una persona normal, nuestro político estereotipado, inmediatamente adquiere ciertas modas que consisten en usar chamarra piteada o de gamuza, botita setentera de charol o bota vaquera, calcetín transparente onda media, traje sin corbata para verse chavo, pantalón caqui o pantalón de traje, cinturón piteado, panza hasta las rodillas y bronceado de mitin.Con el puestazo, nuestros políticos piensan que son intelectuales sin haber estudiado, portan pluma Montblanc sin saber escribir, todos algún día creen que llegaran a ser gobernadores, toman whisky porque ven a sus ídolos grillos hacerlo, en su sala u oficina siempre tendrán una foto en donde salen saludando a un grillo de mayor rango, les gusta que les llamen licenciados sin serlo, de la música mejor ni hablamos porque es lastimoso, cuando se sienten fresas escuchan Alejandro Fernández y lo más importante, cada espécimen reptiliano carece de valores y busca el poder por el poder para sentirse finolis, cuando se cansan de sus esposas se consiguen a una mujer más joven igual de materialista que ellos, pero su concepto de belleza es el que obtuvieron viendo a Lola la Trailera en los años ochentas.
Después de la metamorfosis de un político, si nos ponemos a hablar del trato que reciben las mujeres dentro de las dependencias públicas, de los casos de acoso sexual y ahora feminicidios, siempre serán temas de segunda para nuestros grillos.
Día con día el pueblo se pregunta: ¿habiendo varias mujeres políticas dentro del gobierno como es que ninguna de ellas se ha puesto en verdad la camiseta? La respuesta es sencilla, están acostumbradas a ser tratadas como objeto, su dignidad humana se reduce a un puestazo, porque simplemente hacen lo que sea para conseguir un cargo público, visitan al cirujano plástico, soportan borracho y malos tratos a cambio de poder y dinero.
¿A donde estamos parados entonces? en un estado subdesarrollado, en donde nuestros políticos-magnates llegan a creer que tienen el poder por encima de la dignidad de las personas, están tan acostumbrados a la lambisconería que han perdido el piso.
Ni político, ni Brad Pitin ¿Qué tenemos? grillo simulador sin ética que aspira a la política para enriquecerse y quedar impune.
En la fotografía observamos a Simey Olvera, secretaria de desarrollo del gobierno morenista de Menchaca con Xóchitl Gálvez, aspirante del PRIAN a la presidencia de la República. En Hidalgo todos son amigos sin importar ideología política.