Julio Gálvez
La Suprema Corte de Justicia de México, máxima autoridad en asuntos legales y constitucionales, enfrenta un cuestionamiento constante en relación con la parcialidad ideológica que parece afectar sus decisiones. A diferencia de la Suprema Corte de Estados Unidos, donde se busca un equilibrio entre fuerzas conservadoras y liberales, el pleno de la Corte mexicana ha carecido históricamente de este balance, lo que ha planteado inquietudes sobre la imparcialidad en su función judicial.
La composición de la Suprema Corte de Justicia de México ha estado marcada por una dominancia ideológica, con un sesgo hacia determinadas tendencias políticas. A lo largo de los años, se ha observado una inclinación hacia posturas conservadoras en la selección de ministros, dejando poco espacio para representantes de orientaciones más liberales.
A diferencia de su contraparte estadounidense, donde la designación de jueces de diferentes orientaciones políticas busca garantizar una deliberación equilibrada y una toma de decisiones más inclusiva, la falta de diversidad ideológica en la Suprema Corte de México ha suscitado preocupaciones sobre la capacidad del tribunal para brindar justicia objetiva e imparcial.
La carencia de una representación adecuada de corrientes liberales en la Corte ha llevado a que las decisiones se inclinen a menudo hacia perspectivas conservadoras. Esto se ha traducido en fallos que pueden ser interpretados como poco sensibles a las necesidades cambiantes de la sociedad, y que incluso pueden contradecir principios fundamentales de derechos humanos y justicia social.
La situación es particularmente preocupante en un país donde la diversidad de opiniones y visiones es esencial para construir un sistema jurídico sólido y equitativo. La falta de un contrapeso ideológico en la Suprema Corte ha contribuido a la percepción de que ciertos casos podrían estar sujetos a decisiones preconcebidas, lo que erosiona la confianza pública en el sistema judicial.
Para abordar este problema, es esencial reconsiderar los procesos de selección de ministros y promover una mayor diversidad de perspectivas dentro del pleno de la Suprema Corte. Buscar un equilibrio entre fuerzas conservadoras y liberales podría permitir una deliberación más amplia y una toma de decisiones más matizada, reflejando la complejidad de los asuntos legales y constitucionales que enfrenta México.
El desafío de la parcialidad en la Suprema Corte de Justicia de México es una cuestión crítica que no debe pasarse por alto, ya que se ha usado al poder judicial para atacar a adversarios políticos a través del lawfare.
El "lawfare" o "guerra jurídica" ha emergido como un controvertido mecanismo utilizado en la arena política por diversas corrientes, incluyendo algunos sectores conservadores. Este enfoque implica el uso estratégico de procedimientos legales para debilitar o neutralizar a adversarios políticos, generando efectos más allá del sistema judicial.
Los conservadores han empleado el lawfare como una táctica para contrarrestar a sus rivales políticos. A través de investigaciones, denuncias y litigios, buscan socavar la imagen y credibilidad de sus oponentes, creando distracción y desgaste en sus bases de apoyo. Además, este enfoque puede influir en la percepción pública, erosionando la confianza en figuras políticas y creando una sensación de inestabilidad en el entorno político.
Si bien el lawfare puede proporcionar ventajas tácticas, también ha sido objeto de críticas, ya que también se puede confundir con el activismo judicial. Sus detractores argumentan que su uso excesivo puede debilitar la confianza en el sistema judicial y politizar las instituciones legales. Además, puede erosionar la separación de poderes al utilizar el sistema judicial como un instrumento político.
En resumen, el lawfare se ha convertido en un mecanismo utilizado por algunos sectores conservadores para debilitar a sus rivales políticos a través de procedimientos legales. Sin embargo, su uso conlleva implicaciones significativas para la democracia y la estabilidad política, generando debates sobre la ética y la integridad del sistema judicial en el contexto político.
Sin bien es cierto, Suprema Corte de Justicia de la nación y el Poder Judicial han adquirido un mayor grado de independencia judicial con los cambios democráticos que se han vivido en México, el logro de una justicia imparcial y equitativa requiere la inclusión de diversas perspectivas y la búsqueda de un balance entre diferentes corrientes ideológicas. Solo a través de esta transformación se puede restaurar la confianza en la integridad del sistema judicial y garantizar que las decisiones sean verdaderamente representativas y respetuosas de los valores y necesidades de la sociedad mexicana.
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Sobre el tema de activismo judicial, el suscriptor de este artículo ha tenido diversas publicaciones que se encuentran incluso en la biblioteca de la Corte Interamericana de Derechos Humanos, ya que no debe confundirse con el Lawfare. El primero busca la defensa de los derechos humanos y el segundo es un instrumento político donde la justicia se politiza: