Gran oportunidad para renovar clase política mientras traidores brincan a Morena.



Julio Gálvez

En un movimiento político sorprendente, diversos políticos destacados del Partido Revolucionario Institucional (PRI) en el estado de Hidalgo han renunciado a su militancia en busca de intereses personales y tratarán de unirse a Morena, el partido político que actualmente lidera el panorama político nacional. Esta migración ha planteado interrogantes sobre las motivaciones personales detrás de estos movimientos y su posible impacto en la escena política local.

Uno de los nombres más destacados en esta corriente de cambio es el de Miguel Ángel Osorio Chong, quien ha dejado el PRI; sin embargo, esta transición ha generado controversia, ya que se argumenta que el nuevo gobierno morenista en Hidalgo continúa otorgando contratos a sus allegados, lo que plantea dudas sobre la simulación, oportunismo y gatopardismo detrás de estas migraciones políticas. 

Incluso, los más cercanos colaboradores del ex gobernador de Hidalgo, esos que se vendían desde la oposición para que el PRI ganara siempre, ahora ya están en Morena, incrustados en la dirigencia estatal y en diversas secretarias del gobierno. 

Esta situación presenta una oportunidad para que el PRI se renueve y se conecte nuevamente con la ciudadanía, especialmente con los jóvenes y las fuerzas históricas de izquierda que fueron traicionadas por Morena. Un ejemplo de esto es el Grupo Huichapan, excluido del PRI a partir del sexenio de Murillo Karam, debido a la imposición del neoliberalismo y el capitalismo de cuates. Este grupo se basa en los ideales del fallecido político Javier Rojo Gómez, reconocido como impulsor del reparto de tierras en México, y podría ser un motor para el resurgimiento del PRI en Hidalgo, al existir congruencia con los ideales que han impulsado la transformación social de este Estado.

Es fundamental tener en cuenta que el paisaje político es complejo y los movimientos de los políticos pueden estar impulsados por una variedad de factores, que van desde discrepancias ideológicas hasta intereses personales. Sin embargo, lo cierto es que estas migraciones políticas en el PRI de Hidalgo han creado un ambiente propicio para un cambio y una posible renovación.

El reto para el PRI será aprovechar esta coyuntura para llevar a cabo una verdadera introspección y renovación, abriéndose a la participación de ciudadanos comprometidos, especialmente jóvenes (no juniors impuestos) y retomando los valores, así como los principios que en su momento le otorgaron una fuerte presencia política en el estado.

El futuro político de Hidalgo es incierto en estos momentos de transición, pero está claro que el PRI enfrenta una oportunidad para resurgir, redefinirse y reconectar con la ciudadanía. Mientras los máximos traidores y oportunistas de la política hidalguense encuentran refugio en Morena, el PRI puede trabajar para reconstruir su identidad y enfocarse en representar los intereses reales de la población hidalguense.

Es importante recordar que la política es un campo dinámico y sujeto a cambios constantes. El PRI deberá demostrar su compromiso con la ciudadanía, reconstruyendo su imagen, alejándose de prácticas corruptas cuestionables. Solo así podrá aprovechar plenamente esta oportunidad de renovación y resurgimiento en Hidalgo, generando un ambiente en donde el progresismo impulse un cambio verdadero.