Julio Gálvez.
La situación política en Hidalgo ha puesto de manifiesto la urgente necesidad de un cambio verdadero y profundo en el Estado. El reciente proceso electoral demostró que la izquierda se disciplinó para respaldar al candidato de Morena, Julio Menchaca, con el objetivo de lograr una victoria contundente; sin embargo, fue traicionada.
Si la izquierda en Hidalgo, no se hubiera disciplinado, morena hubiera perdido en este Estado como sucedió en Coahuila, donde las fuerzas democráticas se dividieron ante la imposición del candidato del PRIMOR.
Sin embargo, gracias al sacrifico de la izquierda, ahora será más fácil ganarle a los oportunistas políticos en elecciones futuras, ya que el PRI se encuentra destruido (políticos traidores abandonan el barco en busca de dinero y poder), pero ese ya será trabajo de las nuevas generaciones, nosotros ya hicimos lo que nos tocaba en la historia democrática de Hidalgo, resistir la traición.
Lo anterior, porque lamentablemente los primeros indicios del nuevo gobierno en Hidalgo muestran un patrón preocupante: el gatopardismo. Este término, acuñado para describir la apariencia de cambio mientras se mantienen intactas las estructuras y prácticas anteriores, parece estar replicándose en la entidad. En lugar de presenciar una verdadera transformación, nos encontramos con la incorporación de priistas dentro del gobierno y la exclusión de la izquierda, lo que genera dudas sobre el rumbo que tomará la administración.
El gatopardismo representa una grave amenaza para la esperanza de cambio que muchos ciudadanos depositaron en las urnas. Si el nuevo gobierno simplemente reemplaza a los actores políticos sin abordar las dinámicas y prácticas corruptas arraigadas en el sistema, difícilmente se lograrán los resultados deseados. La sociedad exige una transformación real que rompa con los vicios del pasado y promueva la justicia, la transparencia y el bienestar de todos los hidalguenses.
Es fundamental que los líderes políticos y las fuerzas progresistas de Hidalgo se mantengan unidos y firmes en su búsqueda de un cambio auténtico. La división y los intereses personales solo fortalecen a aquellos que desean mantener el statu quo y perpetuar prácticas que han dañado a la entidad durante años. Es crucial que se establezcan mecanismos de diálogo y colaboración para construir una alternativa sólida y garantizar que los ideales de justicia social y transformación sean una realidad.
La ciudadanía debe estar alerta y participar activamente en la vigilancia de la administración y en la exigencia de cuentas claras. Es necesario que se denuncien cualquier indicio de corrupción o nepotismo y que se demande una mayor transparencia en los procesos de gobierno. Los avances en materia de derechos humanos, desarrollo económico y bienestar social deben ser tangibles y palpables para todos los hidalguenses.
El tiempo apremia y el gatopardismo no puede permitirse arraigar en Hidalgo. El cambio verdadero requiere valentía y determinación para enfrentar los obstáculos y desafíos que surjan en el camino. La ciudadanía merece un gobierno comprometido con el interés público y dispuesto a romper con las viejas prácticas. Solo a través de un esfuerzo conjunto y una participación activa se podrá construir un futuro mejor y más justo para el estado de Hidalgo.
De la misma forma, es importante llevar a los hipócritas a la Luz de la opinión pública y encaminar a Hidalgo por un rumbo donde la política se dirija por ideales y no por intereses personales y aspiracionistas de llegar al poder por el poder.
Lo anterior, porque lamentablemente los primeros indicios del nuevo gobierno en Hidalgo muestran un patrón preocupante: el gatopardismo. Este término, acuñado para describir la apariencia de cambio mientras se mantienen intactas las estructuras y prácticas anteriores, parece estar replicándose en la entidad. En lugar de presenciar una verdadera transformación, nos encontramos con la incorporación de priistas dentro del gobierno y la exclusión de la izquierda, lo que genera dudas sobre el rumbo que tomará la administración.
El gatopardismo representa una grave amenaza para la esperanza de cambio que muchos ciudadanos depositaron en las urnas. Si el nuevo gobierno simplemente reemplaza a los actores políticos sin abordar las dinámicas y prácticas corruptas arraigadas en el sistema, difícilmente se lograrán los resultados deseados. La sociedad exige una transformación real que rompa con los vicios del pasado y promueva la justicia, la transparencia y el bienestar de todos los hidalguenses.
Es fundamental que los líderes políticos y las fuerzas progresistas de Hidalgo se mantengan unidos y firmes en su búsqueda de un cambio auténtico. La división y los intereses personales solo fortalecen a aquellos que desean mantener el statu quo y perpetuar prácticas que han dañado a la entidad durante años. Es crucial que se establezcan mecanismos de diálogo y colaboración para construir una alternativa sólida y garantizar que los ideales de justicia social y transformación sean una realidad.
La ciudadanía debe estar alerta y participar activamente en la vigilancia de la administración y en la exigencia de cuentas claras. Es necesario que se denuncien cualquier indicio de corrupción o nepotismo y que se demande una mayor transparencia en los procesos de gobierno. Los avances en materia de derechos humanos, desarrollo económico y bienestar social deben ser tangibles y palpables para todos los hidalguenses.
El tiempo apremia y el gatopardismo no puede permitirse arraigar en Hidalgo. El cambio verdadero requiere valentía y determinación para enfrentar los obstáculos y desafíos que surjan en el camino. La ciudadanía merece un gobierno comprometido con el interés público y dispuesto a romper con las viejas prácticas. Solo a través de un esfuerzo conjunto y una participación activa se podrá construir un futuro mejor y más justo para el estado de Hidalgo.
De la misma forma, es importante llevar a los hipócritas a la Luz de la opinión pública y encaminar a Hidalgo por un rumbo donde la política se dirija por ideales y no por intereses personales y aspiracionistas de llegar al poder por el poder.
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Pd. En la fotografía podemos observar esa mescolanza de intereses personales en donde el PRI y Morena se juntan, al demostrar que no tienen ideales en la toma de protesta de Julio Menchaca en Hidalgo.
Claudia Sheinbaum debería de fijarse con quien se junta porque sino le van a robar la cartera los de Hidalgo y va a perder el apoyo de la izquierda o ¿Ya le habrán metido lana de Chon y Murillo a su campaña?