Por Carlos Ángulo.
H. Suprema Corte de Justicia de la Nación
Presente.-
Ciudad de México, a 26 de diciembre de 2022
Estimados Ministros y Ministras:
Por este medio me permito renunciar de forma irrevocable al cargo de Ministra de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, cargo que con gran orgullo he sustentado dedicando todo mi ser a la noble labor de impartición de justicia en la última instancia nacional.
El motivo de mi renuncia es para no manchar el prestigio de este Poder de la Unión, por haber cometido una gran falta en mi juventud, cuyo peso he llevado por tantos años.
Confieso que se me hizo fácil, en su momento, aceptar lo que algunos compañeros me recomendaron para cumplir con un requisito académico; la presentación de una tesis profesional, que, para muchos, se ha vuelto una carga inútil para obtener el grado de licenciatura en derecho. El aprovecharme de un trabajo de tesis previamente elaborado por otro compañero universitario, para ser presentado como propio, para luego estudiarlo y defender ante el jurado profesional esa tesis como si hubiera sido mía, era una solución fácil y práctica.
A través del desarrollo de mi carrera profesional, y la obtención de los grados de maestría y doctorado, fui, poco a poco, comprendiendo la seriedad de mi erróneo actuar, pero se me hacía muy difícil arreglar dicha situación, por lo que decidí olvidarla sin creer que traería consecuencias.
Sin embargo, ante el descubrimiento realizado por el maestro Sheridan y exposición de mi actuar en la tesis de licenciatura, me doy cuenta de que es imposible esconder mi mal proceder en esa etapa de mi vida, por lo que tengo que afrontar finalmente ese error cometido de la mejor forma posible, y esa es mi renuncia al máximo puesto al que un jurista puede aspirar.
El haberme sostenido en una negación respecto de la autenticidad de la tesis profesional presentada, hubiera tenido que implicar a inocentes, cavando más mi conciencia hasta una situación inaguantable.
Es por todo ello que decidí presentar mi renuncia y confesar mi mal proceder, esperando su comprensión y pidiendo de forma atenta y humilde su perdón por esta falla cometida, ya que con ello me liberaré en forma definitiva de la pena que cargo en mi conciencia, poniéndome a disposición de las autoridades para las sanciones que procedan.
Atentamente
Yasmín Esquivel Mossa
Pues, ahora, fuera del día de los Santos Inocentes. Esta carta de arriba la inventé yo, para poner en perspectiva lo que debió ser y lo que es en el lamentable caso del plagio realizado por la Ministra Esquivel.
En lugar de salir con la frente alta, con calidad moral y ética, reconociendo un pecado de juventud y asumiendo su responsabilidad, ahora, la Ministra Yasmín trata de implicar a otros y a su misma directora de tesis, que actuó como su cómplice , diciendo que es ella (la Ministra) es la víctima del plagio.
Este actuar pone de manifiesto la calidad moral de Doña Yasmín, de que está dispuesta a todo antes de admitir su culpa y de renunciar a su cargo. Se siente blindada por el apoyo presidencial dentro de un poder que supone es autónomo e independiente.
En efecto, el caso de la Ministra Esquivel Mossa será un desafío a la institucionalidad del Poder de la Unión en donde se concentra la última instancia de nuestra soberanía nacional (por cierto, como se titula esta columna), que es la Suprema Corte de Justicia de la Nación, así como de la seriedad de nuestra máxima casa de estudios, la Universidad Nacional Autónoma de México.
Este caso es la prueba de fuego de estas dos grandes instituciones, en las que confiamos darán muestra de congruencia, profesionalismo, seriedad y apego al Estado de Derecho.
Por desgracia, estimo que la Ministra Esquivel ya pasó del punto de no retorno para rectificar su error y asumir su responsabilidad como Ministra, jurista, académica y como ser humano, al presentar ella denuncia de que le plagiaron su tesis, sin importarle a quien se “lleve entre patas”.