09/02/22
Este miércoles el enviado especial de la Casa Blanca para el cambio climático, John Kerry, se reunió con el canciller Marcelo Ebrard, para hablar sobre la reforma energética de AMLO.
En una breve rueda de prensa conjunta con el canciller Marcelo Ebrard, Kerry apuntó que lo que Estados Unidos quiere es “trabajar con México para fortalecer la posibilidad de que el mercado sea abierto y competitivo”. De igual forma, manifestó que Estados Unidos respeta la soberanía de México en ese sentido.
El embajador Ken Salazar salió al paso con un respaldo público de los planes de López Obrador, optando por jugar la carta de la diplomacia para evitar que una posible aprobación de la reforma eléctrica repercuta en sus intereses, es decir, sus inversiones y su apuesta por las fuentes renovables.
Sin embargo, los comentarios del embajador Salazar se han endurecido: “Promover el uso de tecnologías más sucias, anticuadas y caras sobre alternativas renovables eficientes, pondría en desventaja tanto a consumidores como a la economía en general”.
Por su parte, el gobierno de México ha manifestado que la electricidad como un derecho humano no puede cederse totalmente a empresas y gobiernos extranjeros, ya que existen evidencias de que estos han abusado de la gente con los costos y la corrupción política en nuestro país, por lo que la propuesta sugiere que el Estado se haga cargo de un 54% del sector eléctrico, dejando a los particulares un 46%.
Con la reforma eléctrica, el presidente López Obrador busca desmontar el modelo vigente y conceder a una empresa del Estado —la Comisión Federal de Electricidad (CFE)— la gestión mayoritaria del mercado, situación que Estados Unidos no aprueba, toda vez que ellos buscan un mercado abierto.
Asimismo, en relación con el Litio, México pretende resguardarlo para la nación, incluso AMLO ha propuesto la creación de una empresa estatal para la explotación del mineral, el cual es el futuro del mundo.
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Fotografía de Reuters.