La justicia en México está “patas pa’rriba” cuando te percatas que liberan
a un pederasta mientras encarcelan a un taxista por decirle guapa a una mujer.
Naturalmente los dos eventos son juzgados por diferentes órganos de justicia, y
mientras el primero seguramente tiene que ver con un caso de corrupción y hasta
uso de influencias, el segundo tiene que ver con una ley mal hecha que no tiene
sentido alguno (porque si bien los piropos lascivos son repudiables y deben
erradicarse por medio de la educación, aplicar penas punitivas puede ser hasta
peligroso). Pero esa justificación no resuelve la contradicción.
Y sí, en vez de encarcelar a los “piropeadores” y
querer penalizar las miradas, las organizaciones feministas deberían hacer
énfasis y mucho en este caso, porque este sí es un caso de misoginia y de
agresión contra la mujer que debe de ser castigado con todo el peso de la ley y
sin ninguna consideración. Aquí hay una razón más que justificada para que las
mujeres salgan a las calles a exigir que la ley las proteja, y los hombres las
deberían secundar y apoyar.
Lo que sucedió no tiene nombre, es una aberración, es de lo más inhumano.
Anuar González tiene familia; tiene una esposa, y dos hijas. Si uno observa
las fotografías sin conocer quien es este abominable personaje, podrá llegar a
la conclusión de que se trata una familia muy típica de la clase alta o
media-alta mexicana.
A mí me vienen inmediatamente estas preguntas:
¿Pensó Anuar González en sus dos hijas antes de tomar esa decisión y
delinear ese argumento tan absurdo? ¿No se molestó en imaginarse a una de sus
hijas siendo violada para ponerse en los zapatos de la víctima? ¿Se sentirían
orgullosas las hijas y su esposa del acto del padre, independientemente de que
esa absurda sentencia le haya retribuido económicamente? ¿De verdad?
Hasta yo me siento vulnerable con esta noticia. La justicia no es para
todos, sino para quien puede comprarla. Los violadores, los animales que
destruyeron la vida de Daphne, podrán no pagar por su pena.
¿Qué va a pasar si alguien que tiene palancas o mucho dinero me acusa de
algo que yo no hice? ¿Qué va a pasar cuando un hombre de “poder” abuse de mi
persona o de mis seres queridos y yo no pueda hacer nada porque él puede
comprar a la justicia con un chasquido de dedos?
¿Cuál es el mensaje que manda el juez porky a la sociedad?
Si estás bien parado, si tienes dinero, poder o palancas, puedes violar a
quien tú quieras. Al cabo “meter los dedos a la vagina a una mujer” no es una
violación, es un simple “roce casual”.
En México la justicia no trabaja para todos, trabaja para quien pueda
pagarla o comprarla, pero entonces ya no es justicia. Después de estos actos,
luego entiendo porqué el concepto de “La Mafia del Poder” de López Obrador, es
tan pegador en algunos sectores de la sociedad.
El problema de México es uno estructural, no sólo es la violación de
Daphne, cuyo padre, al tener una posición social cómoda, pudo al menos hacer
ruido y hacer del dominio público su caso. Pero ¿cuántas personas no pueden?
¿Cuántos casos de violaciones a mujeres no conocemos porque la víctima no tiene
los recursos? ¿Cuántos de esas jóvenes no han hecho lo mismo y la víctima no ha
tenido siquiera los recursos para denunciar o para hacer que los medios de
comunicación les hagan caso?
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El Cerebro Habla.