El Partido Revolucionario Institucional vive el momento más complicado de su historia. Hoy este partido enfrenta una crisis de credibilidad sin precedentes, pero esto ha sido ocasionado principalmente por errores de sus integrantes y las malas prácticas que caracterizan la manera de operar del partido tricolor.
Hay que recordar la génesis de este instituto político y las razones de su forma de operar. Este partido nació poco después de la revolución mexicana en un contexto de inestabilidad política, social, económica, etc. Todo a causa del resultado de la guerra revolucionaria. Los grupos políticos más importantes del país fueron liderados por Plutarco Elías Calles (el conocido como jefe máximo en aquella época) buscando la unidad política para generar certidumbre entre la sociedad. Se arroparon de las causas revolucionarias y las hicieron parte de su discurso y de sus estatutos, pero con prácticas políticas antidemocráticas, autoritarias e incluso dictatoriales por parte de Calles y de la cúpula del entonces Partido Nacional Revolucionario (PNR). Desde ese momento tomaron la idea de la famosa unidad (que yo más bien veo como una sumisión de los contendientes que no fueron favorecidos por la designación de quienes tomaban las decisiones) y el nacimiento del dedazo. Elías Calles quería manejar a quien representara el poder y organizaron la política mexicana de tal manera que los poderes de la unión y todos los recursos estatales estaban al servicio del partido y del grupo que dominaba el país.
Este partido no actuó siguiendo una misma ideología política y económica en todo momento. Al principio, el PNR lucía como una organización política progresista que estaba del lado popular y por las causas sociales más urgentes. Lázaro Cárdenas capitalizó bien esta postura y fue un presidente que construyó un modelo económico y político más próspero para México. Terminó con el poder detrás del trono que mantenía Calles, incrementó la productividad petrolera mexicana y la nacionalizó. Fue un presidente de izquierda que si bien, fue muy productivo, también diseñó el modelo ejidal que hoy tanto le pesa al campo mexicano. Este personaje tan importante fue quien refundó como el Partido de la Revolución Mexicana (PRM) y creó las organizaciones que le dieron el poder político indiscutible (CNOP, CNS CTM, CM) las que lograron integrar a todos los sectores sociales fungiendo como un todo, pensando que no había oportunidad en la política si no era dentro del partido de estado; aunque sabemos lo que eso implicaba.
Mi ex profesor de historia política de México, el Dr. Agustín Basave Benítez (un mexicano brillante) hizo una expresión refiriendo que el PRI no fue creado como un partido, sino como un todo. El partido hegemónico no se tuvo que preocupar por la competencia externa porque no existía. Desde luego mucho menos la competencia interna porque todo se resolvía por designaciones de los grupos poderosos y nunca le dieron verdadero poder a los militantes. Este modelo lo mantuvieron sin problemas hasta finales de los 80s. En ese contexto ya empezaban las divisiones internas y la fuga de políticos prominentes para otros partidos cuando no se veían favorecidos en los dedazos. La elección de Salinas De Gortari fue el primer parteaguas de lo que iba en declive. Por primera vez el PRI tiene que empezar a ceder en cuanto a control político e institucional porque el monopolio priista ya no estaba siendo suficiente. Desde el presidente De la Madrid el partido se convierte al liberalismo económico, la apertura al libre mercado, desestatalizar la economía y principalmente, la creación de tratados de libre comercio con otros países y la privatización de empresas públicas. Sin embargo, esto solo era una soga de la que se sujetaban los opositores al régimen. El autoritarismo priista, los excesos de los gobernantes, el desapego con el compromiso social con las clases marginadas, la represión con la prensa a nivel local y federal, la falta de comunicación entre la sociedad y el gobierno, el dedazo, el influyentismo; pero sobre todo, el consentimiento de la corrupción e impunidad de un sin fin de funcionarios y servidores públicos fue lo que saturó la paciencia de los mexicanos y ahí empieza el declive priista. La oposición comienza a verse fuerte, a ganar gubernaturas como en Guanajuato, curules, alcaldías, etc. La oposición empieza a ser escuchada por los pinos.
Creo que aún estaban a tiempo de rectificar el camino y tuvieron la mejor oportunidad de su historia, pero claramente la cúpula en el poder no dejó que llegara el cambio hacia adentro pero principalmente, el cambio con México. Luis Donaldo Colosio Murrieta era un sonorense con firmes convicciones y con un compromiso de cambiar la realidad mexicana. Fue un individuo que supo aplicar el mimetismo escabulléndose entre los políticos priistas, pero avanzar en su agenda pública y llegar a ser el nominado para la presidencia de la república por el mismísimo Carlos Salinas. Colosio advirtió de la crisis que estaba creciendo en este partido, que el modelo autoritario y dictatorial no podía sostenerse en el nuevo milenio, que las instituciones no estaban siendo eficientes para resolver los problemas nacionales, que no habían sido sensibles con los mexicanos, que las canonjías con grupos poderosos, monopolios políticos locales y que era hora de cerrarle el paso al influyentismo, a la corrupción y a la impunidad.
Colosio contraviene las costumbres institucionales de no criticar internamente, no cuestionar al predecesor y mucho menos al sistema mismo. Tambaleó el statu quo de esa etapa histórica y propuso una nueva forma de hacer política y de ejercitar el poder. Su voz y su actuar fueron abolidos por las balas del odio y de la insolencia. Ese grupo que lo asesinó, pensó que terminar con la vida de Luis Donaldo era terminar con la amenaza, empero ya no había marcha atrás. El presidente Zedillo fue un mandatario bastante atípico para el PRI. Los grupos de dinosaurios querían operar como siempre, pero Zedillo empieza a poner trabas. En las elecciones intermedias no permite que el partido haga fraudes electorales, compra de votos, etc. y empiezan a perder elecciones. Eso enfurece a los dinosaurios y empiezan a repudiar a su jefe. Este mandatario expresa la idea de la sana distancia entre el partido y la presidencia y esto ayuda a que la oposición pudiera ganar terreno contra el régimen.
En el 99 y 2000 se da una situación inédita en el partido. El presidente propone que la elección de candidato presidencial priista la haga la militancia y que por primera vez, haya competencia interna. Evidentemente eso es algo que haría un partido democrático; sin embargo, el PRI jamás lo fue. Y no quiero caer en la ola popular que dice que este partido fue terriblemente malo. Esa es una visión inexacta y poco certera de la realidad. Este partido creó instituciones que ayudaron a fortalecer al estado mexicano, creó PEMEX, IPN, seguro social, le dio estabilidad y crecimiento económico al país por mucho tiempo, etc. El problema es que nunca supieron superar la época post revolucionaria en donde la democracia no era el tema urgente. Ahí era la estabilidad política y económica de México; pero los tiempos cambian y el PRI nunca lo entendió. Creían que con sus organizaciones, con el clientelismo, corporativismo, compra de votos, fraudes, etc. iba a ser suficiente pero la oposición y la sociedad empujaban incesantemente por el cambio y por el fin de ese sistema. Un paso vital para lograr esto fue convertir al IFE en autónomo para evitar influencia del ejecutivo federal en las elecciones. He oído de muchos militantes tricolores que la competencia interna genera divisiones y que los hizo perder en el 2000. Yo no comparto esa visión. La democracia implica alternantica, debate, competencia interna, etc. El PRI ya iba a perder desde Salinas pero es muy probable que haya sucedido un fraude contra Cuauhtémoc Cárdenas. Fueron las causas que mencioné anteriormente las que irritaron a la sociedad mexicana pero los dinosaurios culpan a Zedillo y lo tienen en el exilio partidista. Esto describe el efecto que tuvo la presión del exterior que obligó al PRI a ceder en algunas cuestiones. Se seguían debilitando.
Yo personalmente he notado estos errores que tiene el partido y veo su sistema discrecional e influyente de tomar decisiones y de conducirse. Ahí si el comité ejecutivo designa a un candidato el resto lo debe acatar. No hay espacio para la contienda interna, no hay espacio para el debate, todo se decide en una mesa y no toman en cuenta a la militancia. El comité les notifica la decisión y además esperan que siempre cierren filas en favor del candidato elegido, aunque después, éste no cumpla bien su función. Pero eso no importa, no pueden criticarse ni cuestionarse entre ellos. Su ley de hierro de la no contienda interna al parecer es inquebrantable.
Durante décadas este instituto político pudo mantener esa manera de hacer política, pero ya se le acabó la capacidad. No pueden ignorarse los casos de corrupción, desvío de recursos, represión con la prensa, abusos de autoridad, Javier Duarte en Veracruz, Cantú en Tamaulipas, el grupo Atlacomulco, el gasto en comunicación social, la nominación de Carmen Salinas para diputada federal (habiendo tantos intelectuales y juristas brillantes) la imposición de un grupo de personas, aunque la militancia no estuviera de acuerdo. Hoy al PRI no le alcanza con una campaña limpia y propositiva. Hoy al PRI ya casi nadie le cree, necesitan utilizar instituciones y recursos públicos, necesitan regalar materiales de construcción, vales de despensa, dinero en efectivo, etc. para poder salir victorioso en una contienda electoral. Ellos mismos se fueron hundiendo en esta crisis porque mantuvieron la impunidad. Nadie cree que se escapó Duarte y que treinta y dos mil millones de pesos pueden desviarse sin que nadie se de cuenta, que los diputados federales piden moches para bajarle el recurso a un municipio, que habiendo más de cincuenta millones de pobres a muchos no les importa y siguen robando y a nadie le pasa nada. El grito de México es: ¡¡YA BASTA!!.
CONCLUSIONES
Ante este escenario adverso que he referido veo también una oportunidad de resurgir, pero ya no depende únicamente del PRI. Hoy existen más alternativas auténticamente fuertes, existen otros caminos para llegar al poder ya sin el PRI. Hoy a este partido le urge aprender a competir y a cumplir. La militancia se ha reducido y visto agraviada; sin embargo, sus organizaciones, sus seccionales, etc. le dan una oportunidad de ser competitivos electoralmente. Veo un ambiente de reforma interna que si se materializa puede ser su última oportunidad. Ya no gobiernan todos los estados importantes, ya no tienen ni tendrán ese poder absoluto en el congreso y muy probablemente pierdan los pinos en el 18; empero, de ganar el estado de México con Del Mazo y con esta actitud de Ochoa Reza que son reformistas, creo que pueden fortalecerse desde lo local. A nivel federal lo veo difícil. La gente puede escuchar y entender todas las explicaciones con fundamento que da el presidente Peña Nieto con temas como la gasolina, etc. pero no perdonamos la corrupción e impunidad que este régimen consciente. Necesitan recuperar la confianza perdida. En Hidalgo Omar Fayad ha llegado con un ánimo distinto y con la convicción de servirle bien a la gente de hidalguense. Creo que así, él puede ser capaz de recuperar territorio estatal perdido y considero que Alfredo del Mazo es también un político de nueva generación. De esos que le urgen al PRI. No será nada sencillo pero creo que si el PRI sigue cubriendo a la corrupción e ineficiencia está perdido. Por eso les hace bien perder, necesitan darse cuenta de que este país no les pertenece y que el capital político no es ilimitado. En el nuevo milenio ya no basta con grandes discursos, hoy la gente demanda resultados y transparencia. Es terrible cómo dejaron crecer el poder de los sindicatos corruptos como el de PEMEX, como repartían cargos públicos como si esto fuera una monarquía. Muchos priistas presumen de su pasado, de la fundación de las instituciones, de Colosio, etc. Pero se olvidan de una frase que dijo Luis Donaldo en el glorioso día del 6 de marzo de 1994: los partidos autoritarios se ganan su legitimidad con el pasado, los partidos democráticos, se la ganan día con día. El PRI creyó que siempre le iba a alcanzar viviendo del pasado. Si no ganan el EDOMEX, tampoco ganarán en el 2018 y seguramente dejará de ser para siempre ese partido hegemónico que algún día fue.
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Imagen tomada de Expansión.
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Imagen tomada de Expansión.