El pasado 16 de octubre de 2016, el Papa Francisco canonizó al mexicano José Sánchez Del Río, joven cristero de 14 años de edad, procesado y ejecutado por oficiales del gobierno, durante la Guerra Cristera en México. Es importante mencionar que en el acto estuvo presente el Arzobispo de Tulancingo Domingo Díaz Martínez, uno de los principales impulsores de la canonización del nuevo santo, quien independientemente de ideologías religiosas y políticas, se convertirán un símbolo de los marginados, desaparecidos, violentados y ejecutados por los gobiernos.
José Sánchez del Río nació el 28 de marzo de 1913, en Sahuayo, Michoacán. Asistió a la escuela y vivió en el centro de Sahuayo, siendo de las mejores familias. El se integró a las vanguardias del grupo local de la ACJM y posteriormente, en Guadalajara, Jalisco. Cuando estalló la Guerra Cristera en 1926, sus hermanos se unieron a las fuerzas cristeras, pero su madre no le permitió unirse. El general Prudencio Mendoza, también rechazó que se enlistara. El niño insistió que quería tener la oportunidad de participar en el conflicto. Las palabras que convencieron a su madre para que lo dejasen ir fueron las siguientes "Nunca ha sido tan fácil ganarse el cielo como ahora".
Durante una lucha muy dura el 6 de febrero de 1928, el caballo del general Guízar Morfín fue impactado por las balas enemigas y José le dio el suyo diciéndole, "Aquí está mi caballo. Usted hace más falta a la causa que yo".
Proceso y ejecución
El proceso y ejecución de José fue presenciado por dos de sus amigos de la infancia. Uno de ellos, el padre quien "presenció aquellos hechos admirables y se grabó en su corazón para siempre el ejemplo de fidelidad a Cristo Rey que había recibido de su amigo mártir José. En varias ocasiones, el Padre, ha narrado el martirio de José, sobre todo cuando habla a los jóvenes para mostrarles un ejemplo claro de cómo tiene que ser todo cristiano auténtico."
El viernes 10 de febrero lo sacaron de la parroquia al mesón general del ejército federal. Le desollaron las plantas de los pies, y lo obligaron a caminar descalzo con los pies desollados por la calle Insurgentes, hasta topar con lo que hoy es el Instituto Sahuayense; dieron vuelta al Boulevard y siguieron hasta llegar al panteón Municipal.
Durante todo el trayecto, José, iba dando gritos y vivas a Cristo Rey y a la Virgen de Guadalupe. Llorando pero a la vez rezando por el camino, le fue señalada su tumba y poniéndose al pie de ella fue sometido a ahorcamiento y acuchillamiento por sus verdugos. Uno de ellos, Rafael Gil Martínez apodado "El Zamorano", lo bajó del árbol donde había sido colgado y le preguntó: ¿Qué quieres que le digamos a tus padres? José respondió con voz de mucha fatiga: Que viva Cristo Rey y que en el cielo nos veremos. El verdugo sacó su pistola y lo mató de un tiro en la sien. Eran las 11:30 de la noche en Sahuayo, Michoacán.
Beatificación
José Sánchez del Río fue beatificado junto con otros 11 mártires mexicanos de la defensa religiosa el 20 de noviembre de 2005, durante el papado de Benedicto XVI, en el Estadio Jalisco de Guadalajara, en una ceremonia presidida por el cardenal José Saraiva Martins, prefecto de la Congregación para las Causas de los Santos.
Canonización
El 22 de enero de 2016, según informó la Santa Sede, el papa Francisco aprobó un milagro atribuido a la intercesión del adolescente, que ostentaba el título de beato, el penúltimo paso antes de su reconocimiento como santo de la Iglesia católica. La aprobación tuvo lugar la víspera durante una audiencia del Papa con el cardenal Angelo Amato, prefecto de la Congregación para las Causas de los Santos del la Santa Sede. La ceremonia de canonización se llevó a cabo el 16 de octubre de 2016.
Más que el mensaje religioso que la Iglesia manda con la canonización de José Sánchez, el mensaje político es demoledor para los gobiernos que matan a su pueblo.
Más que el mensaje religioso que la Iglesia manda con la canonización de José Sánchez, el mensaje político es demoledor para los gobiernos que matan a su pueblo.