27S





















Por Jorge Jarillo.

El vot de la teva vida” El voto de tu vida, reza el slogan, tan cuidadosamente seleccionado por los encargados de comunicación de la lista “Junts pel sí” una lista donde coexisten personas “de a pie” de asociaciones civiles pro independencia, Esquerra Republicana de Catalunya y Convergencia Democrática de Catalunya, partido de gobierno que ha convocado a las elecciones… Solo falta el afilador de la navaja de rasurar para completar la película propia de Luis Buñuel, aquél director que tan basto terreno encontró en México para retratar el surrealismo en su obra.

Resulta difícil poder entender cómo es que se ha podido llegar a tal escenario, en el que republicanos, demócratas de centro derecha y demás asociados, han construido una lista de país, que reúne a diversas personalidades ya no solo del ámbito político catalán, sino de otros ámbitos como Lluis Llach, Pep Guardiola, etc., candidatos también de la citada lista.

Lo que parece evidente es que, aquel corsé creado en el 78 durante la etapa de transición, por los principales partidos de la época (operativos en la actualidad, pero anacrónicos como los partidos políticos clásicos de la mayoría de lugares del mundo) es una prenda que no queda al gusto de nadie. En Cataluña y algunos otros países miembros del Estado Español, es una prenda que les asfixia, oprime el pecho y no deja caminar cómodamente, mientras que en el centro del Estado Español se percibe como un modelo amplio, que permite un sinfín de dobles interpretaciones y desproporcionalidades ante el resto del conjunto del estado. 

En todo caso, el futuro nos ha alcanzado, y la bomba de relojería emprende su marcha atrás, inexorable, ante la impasividad política de un partido de gobierno en España que se ha dedicado a transmitir sus mensajes desde la comodidad de una televisión de plasma y que ha optado por dar como respuesta ante la movilización de la lucha nacional en Cataluña (más de un millón de personas los últimos cuatro años) la “legalidad” como instrumento para desoír los gritos sordos de una “supuesta minoría”, ahondando más así en la herida creada durante los tiempos de la guerra de sucesión de inicios de 1700 y continuada durante las declaraciones de República y Guerra civil, y posterior dictadura de Francisco Franco. 

¿Cómo hemos llegado a este punto, que se podría considerar de no retorno?, ha sido a través de un proceso largo y desgastante, en el que la falta de voluntad política para llegar a acuerdos, ha sido la estrella de la noche. Recuerdo hace 8 años, cuando llegué a Barcelona, que la noche de la diada (11 de septiembre, fecha que conmemora la pérdida de la guerra de sucesión y capitulación de Barcelona por los Borbones) fiesta nacional de Cataluña, las personas que reivindicaban la independencia eran una marcada minoría.

Quizás la última oportunidad de encontrar un espacio de convivencia en el marco existente, se perdió por esos años, en los que el gobierno tripartito de Cataluña (Partit dels Socialistes de Catalunya, Iniciativa per Catalunya Verds y Esquerra Republicana de Catalunya) promovía un Estatut que ampliaba las facultades legislativas y organizativas de Cataluña como comunidad autónoma. Esta iniciativa contó con el apoyo del entonces presidente del gobierno español (Rodriguez Zapatero, de PSOE) y posteriormente fue recurrida primero por el PP y recortada después, por el tribunal constitucional.

Desde entonces y como una bola de nieve, el sentimiento de no pertenencia (por causas tan diversas como interesantes) ha ido creciendo, de manera transversal, desde la sociedad, y ha motivado que, en una parte significativa de la población, se deje a un lado la ideología política, para luchar por un frente común que, de momento, les hermana: La lucha nacional.

Las elecciones del próximo 27S son elecciones autonómicas, en las que se cuentan escaños de diputados, ante la imposibilidad de la Generalitat de Catalunya de poder conseguir un referéndum consensuado con el gobierno Español, en el que existan dos opciones claras a una pregunta concreta (si o no a la independencia) y que se cuenten votos de personas, que valen igual, sin tener en cuenta las representaciones proporcionales que en la mayoría de países comportan las  elecciones parlamentarias.

No menos cierto es que ante el mal papel que el gobierno convergente ha realizado en Cataluña, la convocatoria de elecciones con tema central en la soberanía, ha sido la tabla de flotación que de momento, permite al Govern seguir en medio de la tempestad, sin sumergirse.  En este tenor, las derivas que se han generado en el panorama político catalán han sido tan excepcionales y especiales, que bien merece hacer un breve recorrido por ellas.

Por un lado tenemos a las partes pro independencia:

La lista Junt pel sí, de la que hemos hablado al principio del texto. “Liderada” por un ex eurodiputado de la izquierda verde, la agrupación utiliza como caballo de batalla la independencia de Cataluña mediante un proceso en el que, según su programa de gobierno, de tener mayoría parlamentaria (68 diputados), iniciarían un proceso de adecuación institucional, económico, político y social para que en un plazo de 18 meses, el nuevo estado catalán cuente con los instrumentos necesarios para su fundación. 

Escándalos de corrupción en torno a Convergencia y sus dirigentes, así como sus múltiples alianzas pasadas con el Partido Popular a favor de recortes en el estado de bienestar, fundamentan muchas dudas entre los votantes. En caso de ganar, el president de la Generalitat sería Artur Más, actual president y cuarto en la lista, lo que justifica la opinión de aquellos que dicen que Convergencia se esconde detrás de una estelada para salvar su futuro político. Las encuestas actuales le dan entre 62 y 68 escaños en el parlament.

La Candidatura d´Unitat Popular (CUP), una agrupación de izquierdas, asamblearia y pro independentista, que ante el panorama de recortes y lucha social que se ha venido dando desde 2008, ha ido ganando peso en el panorama político. Proponen, entre otras cosas, una desconexión de las leyes e instituciones del estado Español, es decir, una declaración unilateral de independencia , abriendo así un periodo de “negociación” con las partes involucradas, siempre teniendo en cuenta que para ellos lo importante es crear un proceso constituyente que parta del pueblo y que sea avalado por los pueblos de la Europa solidaria. No ven la inclusión de su propuesta en la comunidad europea tal y como está constituida actualmente, y dicen sin rubor que una salida del euro e impago de la deuda “adquirida de manera ilegal” son opciones para el nuevo estado en construcción. Plantean la creación de una república socialista, feminista y ecologista. 

Conjugan de manera inteligente la lucha social y la lucha nacional, proponiendo dar protagonismo al pueblo y fortaleciendo el tejido social en torno a la unidad popular. Actualmente las encuestas les dan entre 7 y 10 escaños, con lo que, sumados a los escaños de Junts pel sí, garantizarían la mayoría absoluta independentista, eso en caso de que estén de acuerdo en investir como president a Artur Más, por las razones expuestas en párrafos anteriores y porque las ideologías políticas son diametralmente opuestas.

Por otro lado, tenemos a una candidatura de izquierdas, que en la dicotomía del sí/no ha quedado un poco disuelta en el panorama político catalán: Catalunya si que es pot es la respuesta perfecta de nuevas izquierdas al escenario de crisis global que se vive actualmente. Formación integrada por los Verdes, Podem (versión catalana de Podemos), y las izquierdas herederas de los partidos comunistas y socialistas de antaño. Con un programa social que firmaría cualquiera, se presentan en Catalunya con una indefinición suicida respecto al tema de la independencia (entre sus militantes existen opiniones muy diversas) y una indeterminación ante el tema de la autodeterminación, que defienden, pero no puntualizan en ninguna acción concreta. 

No dicen ni sí ni no, quizás en clave electoral (las elecciones generales del Estado Español también se acercan) y eso hace que disminuya bastante el apoyo a una lista que ya ganó municipios importantes como Barcelona y Madrid. Aún y con todo, las encuestas le conceden entre 17 y 20 diputados y a nosotros, Catalunya si  que es pot nos deja una de las disyuntivas más difíciles de afrontar como votantes de izquierda el 27S ¿Estamos dispuestos a dejar en un segundo orden el tema nacional en pos del debate social? Difícil pregunta que divide a las izquierdas, como no podría ser –históricamente- de otra manera. Su cabeza de lista, después de los éxitos de Ada Colau en Barcelona y Manuela Carmena en Madrid, es un activista social, Lluis Rabell, que voto si-si a la independencia de Cataluña en el referéndum no vinculante –e ilegalizado por el Estado Español- del pasado 9 de noviembre de 2014.

En clara contraparte, tenemos a los partidos anti independencia y anti derecho de decidir. Entre ellos se engloban el Partido Popular, partido que gobierna el estado español, el Partit dels Socialistes de Catalunya, hermano del PSOE y Unió Democrática de Catalunya, antiguo socio de Convergencia, escindido recientemente de la coalición por motivos soberanistas. 

Sobre estos partidos, que han pactado una y otra vez en contra de los menos favorecidos (junto con Convergencia, huelga decirlo), y que son el eterno deja vú del panorama político, poco hay que decir sino que el grueso de sus militantes han optado por trasladar sus apoyos a otros partidos (en el caso del PP a Ciutadans, en el caso de los socialistas, a Junts pel Si y Catalunya si que es pot). Los escaños que conseguirían  PP y PSC serían entre 13 y 15, y Unió perdería su representación parlamentaria.

Mención aparte en este bloque merecen los recién emergidos en el panorama español Ciutadans. Partido de centro derecha, Ciutadans ha sido calificado como el “Podemos de los mercados” o “las juventudes inconformes del PP”. Lo cierto es que han llegado para ganarse un lugar en el escenario político, sobre todo gracias a la mala praxis de los políticos profesionales, posicionándose claramente en contra de la corrupción y negándose a pactar acuerdo alguno con partidos que no seleccionen a sus candidatos en elecciones primarias. Con una estrategia claramente de mercado, neoliberal y capitalista, y con candidatos “bien” (en todo sentido, bien vestidos, bien educados y sobre todo, íntegros) Ciutadans son la respuesta al bipartidismo para las personas más conservadoras, que sin embargo quieren un cambio “racional y ordenado”. Actualmente obtendrían entre 16 y 19 diputados.

La pista está puesta. Sobran pues, los debates entre si los de uno u otro bando son mayoría, si un nuevo estado es viable (en un mundo en que todo es posible, pero nada seguro, me parece que -según como se planteé- todo es viable), si existen o no razones  históricas para que exista o no animadversión de uno y otro lado. Parece ser que es el momento de decidir y parece ser también que, como se mencionó antes, estamos ante un punto de no retorno. 

La miopía política no puede seguir ocultando este “marrón” por mucho más tiempo, y ante tal panorama, se han de dar respuestas claras y se ha de ser generoso en la negociación, cualquiera que sea el resultado, para evitar una mayor fractura en la sociedad Catalana y Española. Ha llegado el momento de ser práctico y positivista, y desechar todo aquello que no se pueda comprobar, y centrarse en la raíz del problema, para solucionarlo de una vez por todas. 

Parece ser que en efecto, para muchas personas este puede ser el voto de su vida… Pero claro, esto lo dice, desde su trinchera, un inmigrante mexicano que mira desde la distancia, como el mundo se re inventa.