LA AGRESIVIDAD LO REBASO

Por Pablo Fernando Ruíz Gálvez.


Las primeras horas del pasado lunes 27 de Julio quedaran en la memoria de Miguel Herrera, ahora ex técnico de la cuestionada selección mexicana, vigente “campeona” por decreto del “Chupito” de Oro de la CONCACAF; pero no por haberlos llevado al ansiado título que era a toda costa una obligación, sino por haber protagonizado el ya conocido pleito con el comentarista Christian Martinoli, con quien quiso arreglar viejas cuentas de manera agresiva, donde saco a relucir al ‘Piojo’ que solo el lleva por dentro, que al final significo su lógico despido de la Dirección técnica del TRI. 

De todos es conocida esa esencia explosiva en la personalidad de Miguel Herrera, quien desde su época de jugador nunca fue ajeno a este tipo de situaciones. Ahora ya con su proceso de Director técnico las cosas no han cambiado en absoluto, sobre todo por sus constantes desplantes hacia la prensa y arbitrajes, en la cual solo ha querido armar su propia ‘novela’ publicitaria para explotar su imagen y devaluado carisma a los ojos de la afición que ha tolerado sus berrinches, para parecer como la eterna ‘victima’ de las críticas de las que fue objeto por no aceptar sus errores. 

Ese temperamento fuerte lo llevo consigo a la selección, acompañándolo en todo el tiempo que le duro el gusto de dirigir al equipo, y fue este mismo el que lo termino condenando a la separación del plantel por parte de la ‘mafia’ de la FMF, ahora próximamente comandada por Decio de María, quien con un supuesto semblante ‘acongojado’ dio la noticia del despido de Herrera, para después de tomar la decisión de quien será el próximo ‘chivo’ expiatorio que se preste a ser la ‘marioneta’ de esta corrupta Federación, la cual como en otros procesos, busca a la desesperada y sin un verdadero plan de trabajo, quien lleve a su combinado nacional a la Confederaciones y al Mundial. 

La estancia de Herrera con la selección, a pesar de su productividad al frente de la Dirección técnica (37 partidos dirigidos entre partidos oficiales y amistosos, 19 victorias, 11 empates y 7 derrotas) nunca pudo ‘tapar’ con un dedo su reputación de ‘showman’ en los comerciales, así como las exclusivas que le concedía a sus amigos titiriteros de Televisa. 

El Mundial de Brasil fue uno de los tantos parámetros que utilizo Miguel Herrera para hacer gala de sus quejas. Previo a la competición, había catalogado de ‘marranada’ lo supuestamente hecho por la selección de Bosnia en partido amistoso, porque habían cambiado alineación de último minuto, lo que le saco lo ‘Hulk’ al ‘Piojo’ verde. 

Ya durante la justa mundialista, se volvió celebre por emplear sus gestos ridículos al celebrar los goles, pero de igual manera seguían sus reclamos hacia el arbitraje, sobre todo en los 8vos de final ante Holanda, donde a manera de justificar su fracaso, prefirió hacer del ‘tulipán’ Arjen Robben el peor de los ‘villanos’ para toda la afición, ‘inyectándoles’ con su vulgar carisma ese inútil lamento que hasta la residencia Presidencial fue a dar, el ya conocido “NO FUE PENAL”. 

Solo que al comenzar 2015, las cosas se le empezaron a voltear a Miguel Herrera, ese equipo que había “brillado” en el Mundial, comenzó a verse en crisis por la falta de idea de juego y errática contundencia; algo que quedo en total evidencia durante los recientes juegos amistosos, antes de que encararan la Copa América (en la que se tomó la libertad de apoyar en plena veda electoral a los del Partido Verde) donde fueron eliminados de la primera fase con el equipo “b” que según “iba a jugar la final y metería muchos sustos”, para después culminar con la Copita de Oro que ‘ganaron’ de manera polémica. 

Es precisamente en esta última competición canchera, donde Miguel Herrera mostro su verdadera cara, al ser partícipe de la última ‘piojada’ en contra del periodista Matinoli, al que agredió en forma física por las últimas declaraciones del comunicador en relación al juego mediocre de la selección, donde además intervino la llamada ‘piojita’ (la hija del ex técnico verde), quien bofeteo de manera flagrante al también comentarista Luis García. Ese hecho fue lo que significó su despido inapelable de la selección, aun cuando recibió un buen botín, producto de lo que gano por explotar su imagen publicitaria junto con la grosera indemnización de parte de la Federación que asciende a más de 130 millones de pesos; una escandalosa cantidad que serviría para liquidar a 9,800 trabajadores mexicanos con el salario mínimo o 2,300 profesionistas con una quincena bien pagada.