Por Albertina Mancilla.
No importan los colores, en todos los partidos “los políticos se cosen más rápido por comaladas”, el asunto de José Murat, revelado por el The New York Times, sobre lo que ocurría en el banco HSBC, causó revuelo por unos instantes pero no pasó a mayores, ya que es el protagonista del pacto por México.
El analista Enrique Galván Ochoa señalo en una de sus grandes columnas que el ex gobernador de Oaxaca tuvo la coartada perfecta, señalando que su gran fortuna no era de él sino “del primo, del hermano de un amigo”, y que en sus tiempos de juventud fue recordado como un estudiante pobre en la facultad de derecho, ya que no tenía en que transportarse y viajaba en el democrático camión, pero tuvo la fortuna como muchos de entrar a la política y persiguió el dinero como objeto de buena suerte.
Sin embargo la voz del pueblo que es sabía ha señalado que por su alto índice de prosperidad obtuvo hasta un avión en el que puso sus iniciales, sin embargo en un estado tan pobre se hizo dueño de vidas y haciendas, así como de casas en el muy conocido Central Park de Nueva York, en donde diversos medios norteamericanos han mencionado que tiene uno de los departamentos más pobretones, ¿Cuántos oaxaqueños habrían mejorado su nivel de vida con el dinero de esa compra o les habrían pagado a los maestros de su estado su aguinaldo y su salario?
Por eso es que el pueblo se encuentra indiferente ante los sucesos, ya que saben que el gobierno no hará nada, como ha sucedido con tantos casos similares, en los que los grandes políticos no importando si son de derecha o izquierda, pierden la ética para mejorar su estatus social.