EL CAMINO ZAPATISTA


Por Roberto Longoni
Twitter: @Galleta27.

“Ya luego se cansaron de tanto baile y vieron qué otra cosa pueden hacer y lo vieron que la primera pregunta de “¿cómo moverse?” trajo la respuesta de “juntos pero separados de acuerdo”, y esa pregunta no mucho les importó porque cuando dieron cuenta ya estaban moviéndose…” El viejo Antonio; Subcomandante Insurgente Marcos.[1]

¿Qué queda, en el iniciado año 2016, de aquel grito que hace 22 años se dejo escuchar en las montañas del sureste mexicano, de los hombres y mujeres verdaderos, hermanos indígenas, que reclamaron para si su historia, su lucha, sus costumbres y su tierra? 

Hoy en día, incluso en los círculos más “radicales” de la izquierda, se antoja lejano, escurridizo e irrelevante seguir hablando de zapatismo, ¿porqué?, porque “esos” ya no existen, “esos” no han hecho nada, “esos” ya desaparecieron. “Esos”, los olvidados, los nadie, ya no aparecen en la tele, ya no están en la agenda inmediata de los diálogos del gobierno, ni en el ideario político de cambio para nuestro país, seguimos pagando con la misma moneda, el desprecio, la ignorancia y la indiferencia. 

Nos sorprendería ahora, después de tanto discurso oficial, darnos cuenta que ahí mismo, entre las montañas, los bosques y las selvas de Chiapas, se están gestando y reconfigurando, ya desde hace mucho tiempo, nuevas formas de organización política, social y cultural dentro de las nombradas comunidades autónomas zapatistas. Estaríamos cometiendo el mismo error que el gobierno cometió desde 1994 en adelante, si seguimos pensando en el zapatismo como una simple fuerza guerrillera, sin más pretensión que la toma del poder y la generación del caos, creo que en estos años, seguir haciendo esta lectura es ciego, retrogrado y erróneo.[2] El zapatismo esta demostrando ser más que eso, esta demostrando, por medio de las Juntas de Buen Gobierno, los caracoles (“que van lento, pero avanzan”) y la autonomía, que existe un camino muy distinto, incluso que el de las armas no es el indicado, pero claramente el del neo-liberalismo de nuestros malos gobiernos y la venta de la vida tampoco. 

Siete principios básicos; 1.- Obedecer y no mandar; 2.- Representar y no suplantar; 3.- Construir y no destruir; 4.- Unir y no dividir; 5.- Servir y no servirse; 6.- Bajar y no subir; 7.- Proponer y no imponer.[3]

Todos estos principios que rigen a las comunidades autónomas zapatistas, que salen de toda lógica “política” occidental, nos hacen vislumbrar nuevas formas y nuevos caminos para avanzar, para movernos hacía ese nuevo horizonte que Galeano nos explica, es a donde nos lleva la utopía.[4] Nos advertía el viejo Antonio, ya desde hace algunos ayeres, que es así como “aprendieron los hombres y mujeres verdaderos que las preguntas sirven para caminar, no para quedarse parados así nomás. Y, desde entonces, los hombres y mujeres verdaderos para caminar preguntan, para llegar se despiden y para irse saludan. Nunca se están quietos.”[5]
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[1] Subcomandante Insurgente Marcos. “El Viejo Antonio” Ediciones EÓN. México, 2012. 
[2] Montemayor, Carlos. “Chiapas. La rebelión indígena de México” Joaquín Mortiz. México, 2004. 
[3] “Sexta Declaración de la Selva Lacandona” http://enlacezapatista.ezln.org.mx/2005/11/13/sexta-declaracion-de-la-selva-lacandona/ 
[4] http://www.literato.es/eduardo_galeano_la_utopia_esta_en_el_horizonte/ 
[5] Subcomandante Insurgente Marcos. “El Viejo Antonio” Ediciones EÓN. México, 2012.