LA VI CERQUITA…. YA MERO ME PONÍAN OFRENDA ESTE AÑO

Fiesta de muertos en la sierra y huasteca hidalguense.

Por Miguel Ángel Serna Ortega
Investigador Histórico.

“El Xantolo”, santorum o todos santos, es la fiesta del día de muertos en hidalgo, la fiesta de muertos en la huasteca hidalguense, sorprende por su colorido a través de los años. La celebración es sagrada y tradicional; ofrendas, altares, música, cantos, cuetes y repique de campanas; estas son las impresiones de un afortunado viajero enamorado de la luz del sabor de la comida, de la música y de los panteones de esta zona hermosa tradicional e histórica.

Uno nunca espera la muerte tan pronto, siempre es sorpresiva. pero ahí está, acechando a uno, seduciendo, llamando , escondiéndose detrás de las apariencias y mostrándose disfrazada en las múltiples mascaras sonrientes que enseñan y que ocultan , como las que se pone uno para bailar en carnaval.

Una tarde, casi me tomo desprevenido, casi me lleva, justo cuando estaba entretenido en desordenar la rutina, distraído, siempre sucede lo mismo cuando ocurren cosas importantes; a uno lo pilla va como cuando te enamoras que te rodea de golpe una luz vibrante y sopla un viento vigoroso, y no puedes dejar de verlo y sientes como te rechinan los cimientos,…. y empiezas a vivir de otras manera empiezas a vivir y a morir, la mire cerquita estaba yo internado en una clínica. Mi error fue no reconocerla te atrae y te rechaza, te sonríe y te cachondea el alma. Ya estás perdido, no podrás evitarla, empiezas a morir y a vivir.

En ese momento cuando la vi cerquita, recordé las ocasiones que mire el sol y la luna, ponerse tras la montaña, las notes estrelladas, me abandone a la plenitud suprema, los días que goce hasta el límite, un plato bien servido y sabroso. ¿Logre robarle a la vida sus placeres? claro que si… ame, fui amado, el sol acaricio mi rostro, durante mi vida he tenido días felices. son el regalo que se ofrecen ocasionalmente y fue lo único que pude empacar para el cambio de domicilio, con la esperanza de que no fuera alta la tarifa por exceso de equipaje, para no causar problemas a mi familia para el velorio y el entierro.

Cuando llego ese momento de decidir, tuve la visión de escoger el lugar adecuado para pasar la fiesta de “todos santos” en algún rincón de la geografía hidalguense, y pensé ¿en dónde estaría mejor por toda la eternidad? ¿En Pachuca? ¿En la región serrana? o ¿en la hermosa huasteca? estuve meditando y al final decidí, en villa de calnali, sierra y huasteca hidalguense, donde el tiempo es húmedo, y fresco, con el roció de las alas de los insectos. En ese cementerio multicolor desde el que, en los días claros y luminosos, se pueden ver a un costado, las montañas verdes y cuando me atrevo a mirar al cielo lo tengo más cerca y eso me permite volar y flotar de ven en cuando…. villa de calnali, lugar de jardines.

Villa de calnali, en donde cada “todos santos” los hombres hacen los arcos de flores de cempasúchil y mano de león donde las mujeres hilan flores para colgarlas en los arcos juntos al papel picado, preparan la comida para servirla en ollitas de barro recién conocidas adornan los altares con frutas tropicales y prenden velas y el copal.

Preparan la fiesta con esmero. Reciben a los chiquitos, a los angelitos y les dan tamales de ajonjolí y dulce mientas les cantan las mañanitas… “hoy por ser el día de los muertos de las cantamos así”….

Después llegan los mayores “los grandes” puntualmente, el camino fosforescente esta tapizado de hojas amarillas de cempaxúchitl, de tal manera que el muertito no se extravié… la memoria se debilita y necesita de referencias que le refresque, además la vista empieza a dejar de deslumbrase con la luz. Uno camina, flota, siguiendo el brillo el reflejo de siete colores pandeados a punto de desvanecerse, la luz plateada de los sueños y fantasías y la transparencia de la lluvia es fina y no se siente.

Hay otro gran alboroto las voces que cantan, sin temor, las melodías que penetran suavemente con alegría y tesón, los sones huastecos y las bandas de viento, tocando huapangos ¡que placer escucharlas! es cuando uno empieza a flaquear con la nostalgia por la despedida probable.

Voces seductoras que uno finalmente no acaba de olvidar ¿para qué? ¿Por qué tendría que hacerlo? son del presente, pasado, son carnales, son insistentes, son bocanadas de vida. La música es irresistible, la banda de metales y tambores que llaman y llaman y acaban pro prender…. la fiesta está preparada y es un gozo acudir con los otros, los que se han quedado vivos, fiesta de xantolo… santorum… todos santos, todo bonito y tradicional.

comer esos ricos tamales, esos y voluptuosos tamales (zacahuites) acompañados de chocolate y después unos tragos de aguardiente del bueno y meterse en la fiesta, ver el recuerdo de facciones casi desconocidas, hurgar en eso que llamaba amor y dejar que las sombras de las nubes tracen por momentos los rasgos verdaderos sobre esa mascara inmutable los accidentes del viento, los que danzan disfrazados y esperan el día de san Andrés a finales de noviembre, bailando de casa en casa, al compás de la banda y de los huapangos.

Cuando acabamos agotados por el baile, la danza, la música que hipnotiza y la solas de comida empiezan a aparecer con frecuencia, la charla empieza a navegar por causes rápidos y traicioneros, aunque más existente que traicioneros, aunque más excitantes y sorpresivos. Me preguntan con frecuencia y de soslayo ¿y cómo es la vida tan cerca de dios y tan cerca de los gringos? bueno un tiempo continuo, sincronizado y armónico, con la sonrisa de los niños y con la mirada de los chamanes. Es una espiral hacia fuera, amplia, una visión panorámica sobre la selva tropical: los ríos, las grutas, las antenas de los insectos y las orejas de las liebres… tradiciones y costumbres de México país del sol y del cielito lindo, hoy me salve, no me pusieron ofrenda.

Es una delicia platicar sin prisa y sin sobresaltos mayores, del sabor de la tierra, del color de la penumbra, del eco sordo de las pisadas del ganado de los anhelos jóvenes y desbocados, viejos y claridosos. Volver y nunca acabar de sorprenderse de las resquebrajaduras, crujidos y sopetones que esconcen las arrugas y cicatrices de la edad… como la lluvia que nos empapa de cuando en vez en esta hermosa tierra, donde vimos la luz primera.

Por esta vez me salve y me puse a recordar canciones alusivas a la “calaca “viene la muerte cantando por entre las nopaleras… en qué quedamos “pelona”… “me llevas o no me llevas” si me han de matar mañana, que me maten de una vez” “a mí, la muerte me pela los dientes”.

Canciones relacionadas con la “catrina” canciones de este hermoso pueblo mexicano. “quién dijo miedo muchachos, si para morir nacemos” yo no me acuerdo cuando nací…. tampoco me daré cuanta al morir. Xantolo dijo el indicio en vez de santorum que dijo el español.

Por hoy me salve gracias a dios y al equipo de trabajo que dirige el señor doctor Guillermo jongitud falcón, para él, mi gratitud eterna.