Por Roberto Longoni
Twitter: @Galleta27
Hola, no nos conocemos pero quisiera decirte sin temor a equivocarme que nos necesitamos. Yo soy un joven estudiante, como muchos jóvenes en este país tengo ilusiones, sueños y razones por las cuales seguir adelante. Y resulta que esos sueños, esas ilusiones y esas razones siempre me remiten a pensar en México, porque, como tantos otros, tengo la fortuna enorme de haber nacido en esta tierra, cuna de lucha y de esperanza desde siempre. Y resulta que como joven, como estudiante, como mexicano, me resigno a creer que la situación por la que estamos pasando sea aceptable, me resigno a aceptar la violencia de cada día como normal, a aceptar el egoísmo y la indiferencia de tantos simplemente por hipocresía, me resigno a pensar que este país esté perdido. Pues resulta que pensando todo esto me he encontrado con más jóvenes, con más mujeres, con más compañeros, con más personas, que me dicen que ellos piensan lo mismo, que tampoco quieren resignarse y que quieren cambiar las cosas cueste lo que cueste.
Uno va caminando, marcha al lado de diez, doscientas, mil personas. Las gargantas se llenan de consignas, los puños se alzan, el piso tiembla, las risas, los saludos, el desgarro, el gran abrazo colectivo. Somos nosotros miles de veces. Y puede ser que a la persona que camina al lado nunca la hayamos visto, no conozcamos nada de su vida, no sepamos su inclinación política, su fe, sus historias, sin embargo vamos caminando codo a codo exigiendo lo mismo. Y puede ser que jamás hayamos pisado una Normal Rural, que nunca hayamos convivido con ninguno de los 43 normalistas que hoy se encuentran desaparecidos, pero como sea esas 43 vidas hoy nos han despertado. Porque no es posible ocultarlo ya, México, herido y desangrado, está despertando y quiere una oportunidad más de luchar, amar y vivir. Al final hay tantas cosas que nos hacen diferentes entre todos, pero hay también muchas que nos unen en eso tan sagrado que es lo humano. No queremos seguir viviendo con la muerte a cuestas, acechando cada rincón, es la vida lo que nos empuja a todos a que exijamos un mejor futuro. No sabría explicarlo a ciencia cierta, está en todos nosotros ese sentimiento de vida, y no nos conocemos, pero te juro que nos necesitamos. ¿Tendremos el valor de tomarnos del alma y el corazón, de sentirnos la piel, y caminar juntos? Eso podría decidirlo todo. Sea.
_______________________________
Estudiante de Licenciatura en Filosofía y Literatura en la Universidad Iberoamericana Puebla. Activista en favor de los Derechos Humanos de las personas Migrantes. Ha participado en diversos foros y seminarios de Derechos Humanos, Filosofía Latinoamericana y Literatura.