Por Roberto Longoni.
La situación por la que atraviesa México hace impostergable que todas y todos nosotros nos manifestemos. Algunos tomamos las calles, pintamos mantas, cantamos sones de protesta. Otros se dedican a concientizar a la gente, a escribir del asunto. De cualquier forma, y desde cualquier trinchera que elijamos, es indispensable y necesario tomar acciones para que la impunidad no vuelva a ser la noticia de cada año, cada día y cada segundo de este México desangrado.
Ayer, en diversas ciudades de México y el mundo se volvieron a alzar las voces de diversos sectores sociales que ya están hartos de lo mismo, de la barbarie, de las fosas, de la muerte que propone el gobierno y su aparato. No solo somos los estudiantes, también están ahí nuestros profesores, nuestros padres, nuestras hermanas, nuestros trabajadores. Ayer salimos a la calle para que los poderosos y nosotros mismos recordemos que el espacio público, que han privatizado, militarizado y violentado, nos pertenece a todos nosotros. La calle es nuestra. Esa misma calle que día a día se vuelve el espacio de la ambición, la indiferencia, la oscuridad, el anonimato, ayer la volvimos ese recinto sagrado y apócrifo a la vez, donde la protesta y la esperanza se hacen presentes.
La consigna, lejos de las versiones oficiales que buscan demeritar el asunto, es la vía pacífica y la vida. Presentación con vida de los 43 compañeros normalistas desaparecidos. Soplo de vida para este México que se nos muere en las manos. Vida para los miles de compañeros y compañeras victimas del trajín de este sistema homicida, que se atreve incluso a ponerle un precio a las personas. Pues bueno, igual marchamos y gritamos por la vida, porque no tenemos precio, porque queremos un México distinto.
Se acaba la junta en el Zócalo de Puebla. Tomo el primer taxi que cruza la plaza. Al subirme el señor me pregunta si estuve marchando. Al contestarle que sí me dice: “Pues mire joven, yo mucho de esto no sé. Yo ni siquiera acabe la secundaria, pero mi hijo estudia educación. Y como sea pero ahí la lleva. Lo que si se es que lo que le hicieron a estos chavos no se vale.” Usted, yo y espero que todo México lo sepa. Por supuesto que no se vale.
¿Será que estas despertando México?; ¿Será que aún hay vida en tus entrañas?; ¿Será que aún hay esperanza en tu gente? ... Yo creo que Sí.