La semana pasada inició en el Senado la recta final de la discusión de las leyes secundarias en materia energética, por lo que el senador Emilio Gamboa Patrón, señaló que Enrique Peña Nieto está completamente dispuesto a asumir los riesgos políticos de la iniciativa presentada por su gobierno: “sabe perfectamente que transformar al país tiene un costo, un costo político, un costo en su popularidad".
Con la aprobación de la reforma energética, muchos analistas señalan que se ha lesionado la soberanía nacional; además de que con las leyes secundarias existirá la posibilidad del fracking y la devastación de áreas naturales; la preponderancia de la industria energética sobre los ciudadanos o la propiedad campesina; así como una disminución del papel de Petróleos Mexicanos dentro del sector.
De igual forma, con la reforma se modificarán 18 artículos de la Ley de Hidrocarburos, para definir temas relacionados con los contratos para explotación minera, las atribuciones de la Comisión Nacional de Hidrocarburos y los pagos a ejidatarios y campesinos cuyas tierras contengan petróleo y este sea explotado por transnacionales.
Ante la inminente aprobación de las leyes secundarias en materia energética, dicen diversos intelectuales que se ha matado la esperanza del desarrollo y que el poder legislativo solo sirvió de agencia protocolaria a las propuestas jurídicas del ejecutivo, ya que los actores políticos se conformaron porque sus intereses representaron más que la patria misma, pero independientemente de todo lo anterior, lo más lamentable del debate energético ha sido la apatía nacional.
Los medios provocaron el escenario para la gran venta de garaje a través de ese gran distractor que fue el fútbol. No hubo la movilización social que se esperaba, sin embargo, puede asegurarse que la pelota sigue en la cancha y que la corrupción avanza a tal grado que es el máximo galardonado.
Todos saben que el PRD hablo de una traición, pero en lo oscurito firmo la reforma a través del pacto por México, por lo que la ciudadanía quedo indefensa ante el gran saqueo de las reformas estructurales de Telecomunicaciones, Competencia, Hacendaria, Laboral, Educativa, Financiera. Todos los ciudadanos fueron secuestrados por los políticos financieros, lamentablemente sin un mecanismo real para incidir en las políticas públicas que realmente nos beneficien.