Por María Gil
Analista Político
Intelectuales como: Kristinn Hrafnsson (portavoz de WikiLeaks), Manuel Castells, Noam Chomsky, Michael Hardt, entre cientos de personas y organizaciones no gubernamentales de diferentes partes del mundo exigieron, mediante una carta, al gobierno de Enrique Peña Nieto y de Manuel Velasco Coello detener las agresiones en contra de las comunidades zapatistas.
El documento dice:
De nuestros compañeros zapatistas siempre hemos aprendido, de sus pasos, de la historia que han cambiado, de las clases que nos han dado y de las enseñanzas de libertad. Hoy compartimos su rabia y su dolor.
Algunos de los que firmamos esta carta fuimos alumnos de la Escuelita Zapatista, otros no, pero sabemos que los maestros y maestras, votanes, guardianes, son seres humanos ejemplares que con dignidad enseñaron y compartieron su vida cotidiana y ese mundo que se construye desde abajo en las montañas del sureste mexicano. Sabemos que la lucha zapatista ha sido una escuela de dignidad que ha sembrado rebeldía y esperanza en todo el mundo. La agresión del 2 de mayo contra el Caracol de La Realidad no hizo sino indignar profundamente a todos los que vemos en la lucha zapatista algo muy profundo: un referente, un camino, una inspiración, una forma de ver, hacer, vivir y resistir que nos mueve.
El asesinato del compañero Galeano, de un votán, de un maestro, de una de aquellas muchas voces que son ahora la voz por la que el EZLN habla y comparte con el mundo ese otro mundo que crece en la autonomía, ese asesinato, es una agresión en contra de todos aquellos que aprendimos y seguimos aprendiendo de los muchos votanes que nos enseñaron y nos siguen enseñando el rostro de la libertad.
¿Qué se puede entender con esta agresión paramilitar que llegó al centro de la Realidad?, ¿Qué pretenden esas balas, esos golpes, ese asesinato? ¿Qué pretenden los gobiernos de Manuel Velasco y de Enrique Peña Nieto?
Si es que están tratando de medir cuánto pueden agredir, cuánto pueden seguir agrediendo, cuánto pueden intensificar la guerra contra los zapatistas, sepan que el mundo está viendo, que ni otra mentira en la prensa de conflictos “entre comunidades u organizaciones”, ni las viejas versiones de que los zapatistas son los agresores, ni todo el veneno y violencia que desde el poder se lanza podrá contra tanta rabia, rebeldía y solidaridad derramada en todas partes.
El asesinato del compañero Galeano, la forma en que lo mataron es la evidencia de la cobardía del poder, de quienes se esconden tras las balas, de quienes quieren golpear y mutilar la justicia, de quienes quieren darle a la libertad un tiro de gracia.
Exigimos un alto a la estrategia de guerra y paramilitarización en contra de las comunidades Zapatistas.