Por Miguel Ángel Serna Ortega
Investigador Histórico
Nació en la Ciudad de México el 14 de agosto de 1770. Pasó su infancia en Ixtacuixtla, Tlaxcala. En la Ciudad de México se graduó de bachiller en arte en 1786 y bachiller en teología en 1789. Se ordenó sacerdote en 1796, y ofició su primera misa en la parroquia de Santa Ana.
Después fue asignado a otras parroquias, como la del Sagrario Metropolitano, Querétaro y Jantetelco, donde comenzó a ejercer su ministerio a partir de 1808. En este tiempo, comenzó a simpatizar con las ideas liberales de los criollos, razón por la cual fue denunciado a las autoridades españolas poco antes de que diera comienzo la guerra.
Pudo escapar, para integrarse en Izúcar a las filas de José María Morelos y Pavón, el 16 de diciembre de 1811, un día antes de la Batalla de Izúcar. Morelos lo nombró coronel de su estado mayor y le encomendó la formación de su propio cuerpo militar. Con los habitantes de Jantetelco y lugares aledaños, Matamoros logró dos regimientos de caballería, dos batallones de infantería y un cuerpo de artillería, en total las fuerzas que reunió fueron dos mil hombres.
Sus primeras acciones de guerra con un mando independiente fueron en Tecualoya y Tenancingo. Acompañó a Morelos en el sitio de Cuautla del 9 de febrero al 2 de mayo de 1812. Una noche de abril, Matamoros rompió el cerco y pudo reunirse en Ocuituco con Miguel Bravo, para regresar con víveres a Cuautla, pero fueron emboscados y derrotados en Amazingo y Tlacalque debido a una delación.
Una vez roto el cerco por las tropas insurgentes, se unió a Morelos en Chiautla y en seguida regresó a Izúcar, donde contó con la ayuda de Manuel Mier y Terán para reorganizar sus tropas. Ya como teniente general, participó en la toma de Oaxaca el 25 de noviembre de 1812. El 19 de abril de 1813 derrotó al realista Manuel Dambrini en Tonalá. En San Juan Coscomatepec auxilió a Nicolás Bravo. El 16 de agosto del mismo año derrotó al batallón de Asturias en San Agustín del Palmar, comandado por Manuel Martínez y Juan Cándano.
Morelos reconoció la habilidad de Matamoros para la guerra, y lo elevó al rango de lugarteniente general, su verdadera mano derecha, como lo llamaba.
El 23 de diciembre de 1813, Matamoros participó en un intento de toma de Valladolid, que resultó un desastre para el Ejército Insurgente, porque las tropas de Hermenegildo Galeana y de Nicolás Bravo fueron repelidas en varias ocasiones. Esa noche, los insurgentes se replegaron a las Lomas de Santa María, a las afueras de la ciudad, donde las tropas de Agustín de Iturbide y Ciriaco del Llano atravesaron la infantería insurgente y, tras causar un verdadero desastre, abandonaron el campo, dejando a los insurgentes que, confundidos por las sombras de la noche, se combatían entre sí.
Morelos ordenó a Matamoros trasladarse con el resto del ejército insurgente a la hacienda de Puruarán, situada cerca de Valladolid, el 5 de enero de 1814, lo que resultó en otro desastre, pues, tras la derrota, otra vez por las fuerzas de Iturbide, Matamoros intentó escapar cruzando un vado cercano sobre el río que baña la hacienda de Puruarán.
Fue capturado por un soldado dragón del batallón de Infantería de Frontera llamado Eusebio Rodríguez, que recibió del gobierno virreinal un premio de doscientos pesos y un ascenso a teniente por tan importante captura.
Fue llevado preso a la cárcel clerical de la Inquisición en Valladolid (hoy Morelia), Morelos ofreció, desde Coyuca, al virrey Félix María Calleja, mediante un soldado español a quien liberó, la vida de doscientos prisioneros españoles a cambio de la libertad de Matamoros, pero ni así lo pudo recuperar. Entregado a las autoridades civiles y encontrado culpable de “traición” a Fernando VII. Fue ejecutado en el Portal del Ecce Homo (hoy Portal de Matamoros) de Valladolid el 3 de febrero de 1814, mientras las campanas de la Catedral tocaban agonías, lúgubre tañido que fue secundado por todas las iglesias de la ciudad. Fueron necesarias dos descargas del pelotón para acabar con su vida.
Fusilamiento de Matamoros en Valladolid, 3 de febrero de 1814.
El 16 de septiembre de 1823, Matamoros fue honrado como Benemérito de la Patria. Sus restos fueron trasladados a la catedral metropolitana de la Ciudad de México ese mismo año y permanecieron ahí hasta 1925, año en que fueron colocados en el mausoleo de la Columna de la Independencia. El 30 de mayo de 2010 fueron exhumados con honores máximos y llevados al Museo Nacional de Historia (Castillo de Chapultepec) para su análisis y autentificación.