CORONEL Y LICENCIADO JUAN CRISÓSTOMO DORIA GONZÁLEZ


Por Miguel Ángel Serna Ortega
Investigador Histórico

Nació en el poblado de Villagrán en el estado de Tamaulipas el veintisiete de enero de mil novecientos treinta y nueve y murió en la ciudad de México Distrito Federal el dieciséis de noviembre de mil ochocientos sesenta y nueve.

Sus primeros estudios los realizó en el seminario de la ciudad de Monterrey concluyendo su educación elemental en 1853, pues un año después lo encontramos inscrito en el Colegio de San Juan de Letrán de la ciudad de México. Con los estudios de jurisprudencia aún inconclusos regresa a Monterrey en 1857, donde se titula de abogado en el trágico año en que se inicia la invasión Francesa a nuestro territorio y poco después, el 11 de mayo de 1863, se expediría su título profesional certificando 4 años de estudio de teoría y 3 de práctica en el juzgado de Cadereyta Jiménez, Nuevo León; en esos mismos días es designado por el gobernador Santiago Vidaurri, como Secretario de Gobierno, encargo en el que duró apenas unos cuantos meses debido a diversas discrepancia con el titular del ejecutivo, viéndose obligado a huir de Monterrey después de un fuerte disgusto con Vidaurri.

Doria se refugió entonces en la tierra de sus mayores, Linares, donde se dedicó a formar un pequeño ejército de patriotas dispuestos a empuñar las armas en defensa del Territorio Nacional, con el que se presentó al jefe del Ejercito del Norte, General Mariano Escobedo.

Mucho elogió Escobedo la disponibilidad y diligencia de Doria para ejecutar cualquier acción que se le ordenara, por ello lo nombró como encargado del despacho de la Secretaría de Guerra del Cuartel General del Ejercito del Norte, donde permaneció hasta el 7 de noviembre de 1866, fecha en que le fue encomendado el mando del Cuerpo de Cazadores de Galeana, con el que acudió al sitio de Querétaro en 1867 lugar en el que se distinguió durante los combates librados el día 14 de Marzo al atacar la ciudad por el lado del cerro de La Cruz y más tarde el 27 de abril al arrollar las líneas enemigas apostadas en el cerro del Cimatario. Estas exitosas acciones, sumadas a otros sonados triunfos en la toma de San Luis Potosí y en la batalla de San Jacinto le hicieron acreedor de una buena reputación como militar, obteniendo por ello el grado de Coronel, que le fue concedido por el Presidente Juárez el 25 de julio de 1867.

Meses después, el 5 de diciembre de ese mismo año, es electo diputado al Congreso General (hoy de la Unión) representando a Linares Nuevo León, por lo que abandona las actividades militares. Como manifestación de clara confianza a su actuación política y militar el 21 de enero de 1869, el presidente Juárez lo nombra gobernador interino del recientemente creado Estado de Hidalgo.

En tan solo cuatro meses seis días, que el Coronel y Lic. Juan C. Doria estuvo al frente de la administración del naciente Estado de Hidalgo, realizó una amplísima labor administrativa y política.

Tras pacíficas elecciones, celebradas el domingo 2 de mayo de 1869, quedó instalado el primer congreso Constituyente y primero Constitucional del Estado y resulta electo el C. Antonino Tagle como primer gobernador constitucional, que asumió el poder el 28 de mayo de ese año.

El reconocimiento a su labor y proyección como gobernante, queda manifiesto en el decreto No. 2 expedido por el Primer Congreso Constitucional y Constituyente del Estado, el 18 de mayo de 1869, mediante el cual se le otorga un voto de gracias y se le declara hidalguense, no obstante su origen tamaulipeco.

Poco tiempo disfrutó de la prerrogativa concedida, pues muere el 16 de noviembre de 1869, en la ciudad de México, a la edad de 30 años, cuando la vida le deparaba una amplia actividad política, dentro del gobierno del Presidente Juárez. Sus restos mortales fueron sepultados al día siguiente en el Panteón de San Fernando. En la ceremonia fueron pronunciadas sentidas palabras por dos ilustres liberales, Don Guillermo Prieto y Don Ignacio Manuel Altamirano.

Un siglo después al celebrarse el primer centenario de la erección del Estado, en enero de 1969, fue inaugurada una pequeña plazoleta en la esquina de las calles de Guerrero y Justino Fernández, donde se colocó un monumento en su honor, y sus restos fueron trasladados a Pachuca, depositándose en la Rotonda de los Hidalguenses Ilustres en el Panteón Municipal.