Por Julio José Gálvez Mendez
Nota publicada el 14 de marzo de 1999
El gobierno de nuestro gran país, durante el tiempo que lleva en el poder, como todos los ciudadanos comunes y corrientes lo sabemos, ha estado de “luna de miel”, aunque todos saben y suplican que estas vacaciones terminen ya, pues existen grandes desafíos. Primeramente un nuevo modelo de gobierno que desagravie a los marginados, los que esperan que la riqueza de México no sea repartida entre grupos privilegiados, sino por el contrario que sea utilizada para el beneficio de quienes más lo necesitan para vivir con un mejor nivel de vida. Otra prioridad dicen los de abajo es la salud, ya que por lo que se puede ver no han hecho nada por la población infantil que menos tiene, sobre todo con niños que se encuentran en extrema desnutrición.
Tan vital la salud, como el empleo, que ha golpeado a los trabajadores, con la elevación hasta del refresco, las tortillas, el gas doméstico, pan, todos y cada uno de los trabajadores exigen la superación en la vida obrera así como un mejor sueldo, porque con lo que les pagan día a día ya no les alcanza ni para mal comer. La miseria se puede observar más en el campo con las miles de familias que han dejado de cultivar por falta de apoyo por parte del gobierno, además de que el campo ya no produce como antes por los problemas ambientales.
La seguridad no puede quedarse atrás, porque el ciudadano común y corriente cada vez se aqueja más por la inseguridad, debido a que sus familias ya no pueden salir a la calle como antes con toda la tranquilidad de que al regresar a sus hogares lo encontraran con todo su patrimonio, porque dicen que más tardan en salir que los amantes de lo ajeno en entrar, mientras que los encargados del bienestar y seguridad de las familias solo se preocupan por la mordida y por quitar placas hasta a los que transportan a personas con alguna discapacidad, que bajo ha caído el país.
Lo que debería ser más preocupante para los gobernantes y políticos es la credibilidad de la población porque muchos dicen que en estos tiempos ya no les creen absolutamente nada, porque han perdido la sensibilidad humana ya no se preocupan por el bienestar social solo por sacar provecho de los que menos tienen y del lugar que ocupan, ojalá que los grandes desafíos del máximo gobernante del país reduzcan considerablemente.