Editorial
Desde hace más de un siglo el ser humano ha luchado por la igualdad entre clases sociales, existiendo siempre una confrontación entre la clase trabajadora y la clase patronal; entre los que explotan y los que oprimen, pero en esta ocasión, los poderosos pretenden renovar a los consejeros del IFE, dándole a cada consejero saliente una “jugosa” liquidación de nada más y nada menos de 4.6 millones de pesos, así como un bono de marcha, por su “ardua labor”, dentro del Instituto Federal Electoral, institución en la que nadie cree.
Los agasajados se sentirán felices, porque se sacaron la “rifa del tigre”, ya que el sueldo mensual de un consejero, humildemente es de medio millón de pesos, en cambio un asalariado cuando se retira recibe 1, 800 pesos mensuales, si bien le va y le dan un servicio médico que no es de primera clase en el hospital ABC, sino tiene que hacer una larga fila para ser tratado con la punta del pie en hospitales públicos. Eso es el neoliberalismo.
Es indiscutible que ante este tipo de situaciones se ve la diferencia de clases sociales en México, ya que cuando un joven tendrá la oportunidad de acceder a esa clase de trabajos como lo es ser consejero del Instituto Federal Electoral. Es un insulto para el pueblo los jugosos retiros que el gobierno le dará a los 4 consejeros que concluyen su gestión.
Por ejemplo, mientras los consejeros del IFE ganan cantidades millonarias, decenas de trabajadores de limpias de la Presidencia Municipal de Pachuca se quedaron sin trabajo, a algunos solo les dieron 700 pesos de liquidación, muchos perdieron su jubilación y servicio médico ¿Cuándo podrán ver en su vida juntos 4.6 millones de pesos?, ni barriendo toda la República Mexicana, pero eso si los consejeros salientes dirán que el gobierno es excelente, ellos podrán visitar y recorrer todo el mundo, tomarse los mejores vinos y comerse las mejores viandas, mientras el pueblo se aprieta el cinturón por un kilo de carne si es que puede comer un día.
Seguramente el jugoso retiro de los consejeros del IFE es por sus servicios a los hombres del poder y el dinero, es una pena que el estado mexicano gaste tanto en una democracia en la que nadie cree.
