Editorial
En días pasados, Carstens señalo que México sufrirá una fuerte pulmonía, ya que en Estados Unidos no fue aprobado el paquete financiero, propuesto por el presidente más poderoso del mundo Barack Obama, quién dijo que está dispuesto a negociar y que recurrirá a todos de buena fe ante los malos vientos, para que se le abran los caminos a sus gobernados.
En cambio en México, sucede todo lo contrario, el ejecutivo terminara imponiendo una reforma fiscal que indudablemente afectará a los asalariados, ya que en nuestro país siempre existirán beneficios a favor de las grandes empresas y los monopolios televisivos, que cambian premios por condonaciones de impuestos. Si en Estados Unidos puede haber una moratoria, la primera en su historia, ¿Qué le sucederá a los mexicanos? Seguramente caeremos en un abismo económico en donde la pobreza se agudizará.
De acuerdo con varios analistas del Centro de Investigaciones Económicas, solo 11 familias viven en el edén y más de 60 millones de mexicanos están al borde de la desesperación. Los especialistas señalan que los más golpeados con la reforma fiscal serán los trabajadores asalariados, los formales y los cautivos de la economía, además de que se vendrá una caída en las ventas de los pequeños comercios, ya que como siempre, las grandes empresas serán las menos golpeadas.
En efecto a nuestro país le espera un oscuro panorama, la canasta básica ha aumentado hasta en un 300% y la reforma desafortunadamente es inflexible con la clase media y baja. Los analistas han dicho que esta pudo haber sido más efectiva, pero sin embargo, sólo beneficiará a la clase alta, generara mayor desigualdad y se reducirá el nivel de vida de los mexicanos. En pocas palabras, el estado recaudara más, pero la corrupción seguirá igual ¿Así de que sirve?
