Por Julio José Gálvez Méndez
Columna publicada el 26 de agosto de 2007
La reforma energética, demostrará que los priistas, panistas e incluso perredistas se encuentran divorciados de la ciudadanía, en forma principal de los pobres, ¿Ese es el nuevo PRI cercano a la gente?
Una vez más han demostrado que son “paleros del poder”, muchos políticos quieren acabar con lo caro de las gasolinas, (o mejor dicho quieren acabar con Pemex), con la privatización de petróleos mexicanos, pero es muy sencillo los pobres dicen que nadie puede dar solución a los precios desorbitados de los carburantes, y todo debido a que los monopolios de las gasolineras, están en manos de los dueños de México, desde ex presidentes de la república, secretarios o ex secretarios del estado, gobernadores o ex gobernadores, senadores o ex senadores, legisladores federales y hasta de presidentes municipales que son los que presumen las concesiones de gasolineras, políticos y poderosos empresarios políticos, son los que han encarecido los combustibles en México, por eso el PRI, propuso al pan la elevación del precio en gasolina y diesel. Más que un negocio redondo.
Con esta elevación vendrá otra escalada de precios, desde el pan, tortilla, pasajes, etc., lo que sería una gran puñalada a los pobres. Para Pemex y los mexicanos sería un gran beneficio suprimir a los intermediarios y gasolineras, miles de millones de pesos ganarían los verdugos del poder, no solo por los precios inmensamente económicos, quedando afuera los eternos intermediarios, que son los “ganones”, además el consumidor recibiría el producto puro, sin alteraciones, así era el despacho, desde el gobierno del gran Lázaro Cárdenas, quién con visión le otorgo Pemex al pueblo de México, lo continuó con amor patrio el general don Manuel Ávila Camacho, pero llego Miguel Alemán, que fue quién dio las concesiones a los grandes políticos y “cuatachos”, que se hicieron inmensamente millonarios, para ellos y sus familias ¡Pobre México!, principiaron con el reparto del pastel, el pueblo solo vio como los millonarios se repartían la grandeza del país sin hacer nada.