Por Julio Gálvez
Twitter: @juliogalvezb
Leonardo Da Vinci, tuvo una niñez marcada por la indiferencia de sus padres, fue hijo ilegítimo de Messer Piero Di Antonio Da Vinci (notario florentino, canciller y embajador), quién en una aventura amorosa dejó embarazada a la madre del pintor, una humilde joven de familia campesina llamada Caterina que pudo ser una esclava proveniente de Oriente Medio.
Da Vinci, en sus primeros años de vida fue educado en la casa de su padre, aprendió a leer y a escribir, adquiriendo conocimientos básicos en aritmética. Sin embargo, prácticamente no pudo aprender latín, base de la enseñanza tradicional. El hecho de que tuviese una ortografía caótica muestra que su instrucción no estuvo exenta de lagunas.
Conforme a lo anterior, es importante mencionarse que Leonardo Da Vinci, nunca tuvo la oportunidad de estudiar en una universidad, pero sin embargo, gran parte de su conocimiento lo adquirió observando su entorno, era un amante de la naturaleza, la cual observaba con gran curiosidad. Gracias a su talento como dibujante, el pintor logro obtener empleo en uno de los talleres de pintura más prestigiosos de Milán.
Uno de sus primeros dibujos lo realizo a lápiz y en un bosquejo plasmo la evolución del crecimiento de un lirio (lilium candium), para que se pudiera comprender su origen. Con este ejercicio, Da Vinci descubrió que la belleza real de las cosas y personas se encuentra en su esencia y no en la apariencia de estas. Es decir, no podemos valorar la belleza de una flor por su apariencia exterior, las flores valen por el papel que despeñan en la naturaleza.
En pocas palabras, Leonardo Da Vinci con su experimento nos enseño que los valores se encuentran esencialmente en todas las cosas, el valor de algo no depende de las apreciaciones superficiales que pueden emitir las personas, ya que la mayoría de los seres humanos valoran conforme a sus conveniencias, intereses, gustos, emociones o simplemente porque así lo dicta nuestro entorno social, cuando en realidad saber valorar significa reconocer que todo tiene un valor en si mismo, solo hay que encontrarlo.
Hoy en día, en México, vivimos una perdida de valores alarmante, quienes nacieron bajo el imperio de la moda, han transportado el consumismo acelerado de objetos a sus relaciones humanas, creándose de esta forma sentimientos desechables que cambian de un momento a otro como si la esencia de las personas fuera una tendencia manipulada por la mercadotecnia de las grandes empresas. A grandes rasgos, nuestros jóvenes están siendo mentalmente controlados para consumir objetos que en apariencia son socialmente aceptados.
En la actualidad, resulta muy atractivo para nuestros jóvenes vivir inmersos en una realidad imaginaria en la que por medio de apariencias esconden sus verdaderas vidas carentes de valores, frustradas por una sociedad conservadora en la que impera lo material. A través de la desinformación, nuestros políticos han logrado construir un país cimentado en estereotipos destinados a manipular mentalmente a toda esa gente que encuentra la felicidad en objetos desechables.
México es un país altamente teledirigido, las telenovelas, las drogas, el alcohol, la música y las modas, influyen potencialmente en las mentes de una población desinformada. Una sociedad con índices de analfabetismo tan alarmantes como la nuestra, es incapaz de decidir por sí misma, los operadores del poder mueven las piezas de ajedrez sin que el pueblo se percate de las redes de corrupción que se forman.
Mientras nuestros jóvenes viven su individualismo, los dueños del poder tratarán de mantenerlos confundidos a través de sentimientos efímeros causados por modas impuestas por los medios de comunicación. En pocas palabras, a nuestros políticos les conviene mantener a nuestras nuevas generaciones inmersas en una realidad llena de superficialidades y vicios, para poder seguir abusando del pueblo mexicano sin resistencia alguna.
Nuestro país necesita despertar por medio de sus jóvenes, pero mientras estos sigan perdidos dentro de sus círculos sociales carentes de contenido esencial, estamos destinados a esperar a que lleguen otros que estén dispuestos a cambiar el mundo. Es lamentable como nuestras nuevas generaciones son consumidas por los estereotipos impuestos por la sociedad de apariencias en la que vivimos. Quizás algún día muchos se den cuenta que forman parte de un enorme sistema social programado por personas que buscan el control de todo, la decisión está en nosotros mismos, hacer conciencia o permanecer como estamos.
México, es el único país del mundo en donde los ciudadanos admiran a los ladrones, si, los mexicanos admiramos a nuestros políticos. Nuestro país no crece porque el pueblo valora más a un politicazo (sin preparación y cultura), que a nuestros artistas, científicos, escritores, deportistas y profesionistas que engrandecen nuestra tierra.
Por ejemplo, en Italia, los italianos le tienen un máximo respeto a sus artistas, ya que estos son los que le han dado grandeza a sus país; en Estados Unidos, en la cúspide social se encuentran los científicos que han desarrollado la gran tecnología del vecino del norte. En pocas palabras, los políticos en ninguna parte del mundo son un ejemplo a seguir, pero en México seguimos creando ídolos de barro.
Hoy más que nunca, tal y como Leonardo Da Vinci lo hizo, los mexicanos debemos aprender a valorar nuestra realidad, ya que tristemente los ciudadanos que en verdad aportan algo productivo, viven en el olvido. Contamos con infinidad de artistas, escritores, profesionistas, deportistas y científicos que simplemente huyen de nuestro país porque aquí no encuentran oportunidades, en realidad para nadie son importantes y a nuestra clase política le conviene que así sea, para poder seguir robando sin resistencia alguna. El pueblo mexicano debe aprender a valorar lo que en verdad le da valor a nuestra tierra, los políticos no son la solución a nuestros problemas.
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Por Julio Alejandro Gálvez Bautista, Especialista en Derecho Civil, Maestro en Derecho Procesal Constitucional y Doctor en Derecho por la Universidad Panamericana; ha enfocado su trabajo en temas sobre Derecho Constitucional, Derechos Humanos, Derechos Sociales, Derecho a la Información y Reforma Gubernamental / www.juliogalvez.com