Por Miguel Ángel Serna Ortega
Investigador Histórico
Nació en 1398 y murió en 1480, náhuatl:
tlacaelel, significa, el que
anima el espíritu, el desposeído' 'tlacatl, persona; elel, de gran corazón y de fuertes y
rigurosas entrañas. Fue un guerrero, pensador, economista, estadista y
reformador religioso mexica. Se desempeñó en el cargo de supremo sacerdote de la
diosa Cihuacóatl (mujer serpiente).
Consejero de varios hueytlatoanis (grandes señores) mexicas y terminó siendo el
poder tras el trono del señorío mexica durante cincuenta años de 1428 a 1478, según la historiografía
actual. Consejero de tres tlatoanis: Itzcóatl, Moctezuma Ilhuicamina y Axayácatl.
Sobrino de Itzcóatl
y hermano de Chimalpopoca y de Moctezuma Ilhuicamina. Fue el autor
intelectual de la reforma religiosa, ideológica e histórica más importante en
la historia de los mexicas.
Fue bautizado con el nombre de
Atecpanécatl, "el heredero de la nobleza mexica"; luego, al
quitársele su derecho al trono (que se le otorgó a Chimalpopoca, nieto de Tezozómoc
de Azcapotzalco),
fue llamado Tlacaélel, "el desposeído"; y finalmente obtuvo el
nombramiento de cihuacóatl
(mujer serpiente, gemelo femenino), al convertirse en el sacerdote supremo de
esta deidad.
Cuando Maxtla, hijo de
Tezozómoc, sucedió a su padre en el trono de Azcapotzalco, Tlacaélel guió a la Triple Alianza o Excan Tlahtoloyan (México-Texcoco-Tlacopan)
contra los tecpanecas,
porque los agobiaban los impuestos que estos les imponían. A la muerte de
Chimalpopoca, los mexicas eligieron a, Xihuitltémoc, que murió a los dos meses
(o fue asesinado, seguramente). Lo sucedió Itzcóatl, hijo de Acamapichtli.
Ante la amenaza tecpaneca, Itzcóatl se aprestó a reconocer a Maxtla como
soberano todopoderoso del valle.
En ese momento intervino Tlacaélel,
el hombre que cambiaría para siempre el destino de los mexicas: logró que su
pueblo pasara del estado de subordinado al de dominante. Tlacaélel, hijo de Huitzilihuitl,
segundo hueytlatoani mexica, convenció a los señores mexicas de la necesidad de
no aceptar la sumisión y de luchar contra los azcapotzalcas. Los mexicas se
unieron a otras ciudades que se encontraban bajo el yugo de los tecpanecas. De
la unión de Tenochtitlan, Tlacopan
(Tacuba) y Tetzcuco
nació la Triple Alianza. Esta nueva fuerza, dirigida por Itzcóatl, el propio
Tlacaélel y su hermano Moctezuma Ilhuicamina, y el señor Nezahualcóyotl
de Tetzcuco (Texcoco),
iba a infligir grandes derrotas a los tepanecas, hasta la caída de Azcapotzalco
en 1428.
Creador de
la Excan Tlahtoloyan o Triple
Alianza, confederación de Tenochtitlan, Texcoco y Tlacopan. Después de esta
victoria, Tlacaélel recibió el título de cihuacóatl,
consejero supremo del huey-tlatoani,
y se aplicó una reforma completa de la sociedad. Con él nació la visión
mística-génico-guerrera del pueblo mexica que se consideró el pueblo elegido
del Sol, consolidando el poder mexica bajo una reforma ideológica, sustentada
en el régimen zuyuano.
Hizo quemar
los viejos códices propios y de los pueblos vencidos para reemplazarlos por
nuevas versiones. Los libros de historia volvieron a ser los instrumentos de
dominación que habían sido siempre. Los viejos dioses tribales fueron
conservados pero los mexicas ubicaron en primer rango sus divinidades más
destacadas: Huitzilopochtli, principal dios tribal mexica, y
Tláloc, dios de la lluvia.
Al instaurarse
el dominio mexica creó la Guerra Florida que tenía dos objetivos: Someter a pueblos rivales para obtener tierras
y repartirlas entre los guerreros destacados, calpullis y gente común. Capturar enemigos
y utilizarlos en los sacrificios humanos para sus divinidades. se enfrentó al
consejo sacerdotal y al hueytlatoani despojándolos a estos y a sí mismo de sus
posesiones y repartiéndolas entre los habitantes, apoyando así a la economía;
estuvo en desacuerdo con el poder absoluto del hueytlatoani y propuso un
consejo de ancianos que lo frenarían, dividiendo al estado en dos poderes,
legislativo y ejecutivo además de proponer que el poder no residiera sólo en
una etnia.
Todo parece
indicar que Tlacáelel importó de sus antepasados toltecas el mito del regreso
de Quetzalcóatl para convencer al pueblo mexica de lo legítimo de sus
conquistas, y de la necesidad de esforzarse para sostener al señorío so pena de
ser castigados por la vengativa deidad. Algunos coinciden en que fue Tlacáelel,
junto a su mediohermano Moctezuma. Tlacáelel se encargó de que en el reinado de
Moctezuma, tras haber concentrado el poder, el emperador comenzara a ser una
figura semi-divina, a quien nadie podía ver a la cara, sólo algunos cuantos
hablaban con él y rara vez salía en público, con excepción de los días de
actividades político-religiosas.
Tlacáelel
impulsó el miedo como herramienta de dominación mexica (de ahí la figura de
Quetzalcóatl) como política de estado, para atemorizar a propios y extraños,
pese a que él en el fondo era un hombre liberal y no tan convencido de una
religión a la que él y Moctezuma le añadieron muchos detalles.
La visión
místico-genico-guerrera de los mexicas se apoyó en la propuesta de Tlacaélel,
que intentó persuadir a su pueblo de que se podría evitar la muerte del Sol
alimentándolo de atl-tlachinolli (agua preciosa). Este líquido era la sangre de seres humanos que habría
que sacrificar para asegurar la supervivencia del astro solar, el cual
necesitaba de dicho alimento en su tránsito por la bóveda celeste, para
defenderse del ataque de Quetzalcóatl, quien querría que aquel no cumpliera su
ciclo diario. Para que no faltara jamás el agua preciosa, Tlacaélel instaura el principio de la xochiyáoyotl (guerra florida) entre las ciudades de la Triple Alianza. El objetivo
era obtener suficientes prisioneros para los sacrificios. Para que el Sol
viviera, la guerra se volvía indispensable. Los mexicas justificaban entonces
sus conquistas por la misión suprema que debían cumplir.
En todo el
valle de México los nuevos códigos ilustraron la potencia de Huitzilopochtli y
la grandeza del pueblo mexica. Las conquistas de los altépetl de los mexicas se basaban
fundamentalmente en el dominio económico y la admisión absoluta de
Huitzilopochtli por encima de las deidades locales.
La visión
histórica actual sobre Tlacaélel tiene rasgos de ficción por quien no sabe
discernir la literatura de la ficción (por ejemplo, las obras Tlacaélel, el azteca entre los aztecas
de Antonio Velazco Piña y Azteca
de Gary Jennings, que son tomadas por error como fuentes válidas. Baste decir que
ni Tlacaélel ni su pueblo eran aztecas sino mexicas). Exponen Miguel León-Portilla y Roberto Peredo: "hay buen número de
testimonios que permiten reconstruir su vida, hasta su muerte poco después de
que falleciera Axayácatl, tlatoani de Tenochtitlan".
Tlacaelel:
valiente entre los valientes, inteligente consejero de fama en todo el valle de
México-Tenochtitlan, gran señor que ocupa un lugar en honor de las paginas de
la historia.