Por Armando Nieto
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“El poder tiende a corromper, el poder absoluto corrompe absolutamente.” - Lord Acton Historiador inglés.
El fin pasado se dio un incidente en un restaurante del Distrito Federal llamado “Máximo Bristrot”, donde Andrea Benitez, hija del titular de la PROFECO, Humberto Benitez, al ver que no le brindaban el servicio que ella exigía hizo gala del poder que tenia y por conducto de su padre mando clausurar dicho restaurante, aunque por medio de las redes sociales se informo de dicho suceso y se hizo del conocimiento a las autoridades correspondientes que posteriormente retiraron los sellos, se disculparon por lo acontecido, y pidieron disculpas como el titular de la PROFECO así como su hija, no obstante esto al parecer no fue suficiente y corrientes del Congreso de la Unión pidieron un juicio político en contra del titular de la PROFECO, pero hasta el momento no parece ser que dicho juicio se dé, y en dado caso de darse dicho juicio no pasara de una amonestación o una multa de carácter económico, pero no así en destitución o inhabilitación por parte del funcionario público.
Bueno este caso de “Lady PROFECO” como se conoce en los medios y en la sociedad nos hace darnos cuenta de varias cosas, en primera que como este caso, hay muchos que pasan en nuestro país y que no son denunciados, en segundo lugar, es que a pesar de que existe un medio de protección contra el abuso de poder por parte de los servidores públicos como es el juicio contra servidores públicos, la realidad es que muy pocos se dan, y de estos muy pocos son castigados con severidad y no pasa de una advertencia o de una sanción administrativa, como anteriormente se menciono, tercero bien pareciera que se necesita tener vínculos con el poder como comúnmente se denomina “palancas” para poder acceder a un servicio bien brindado y por un acceso a la justicia de manera rápida y eficaz si este es el caso.
Pues bien este caso deja mucho que decir y sobretodo deja mucho que hacer, un caso y una costumbre que se tiene que ir cambiando en nuestro país, darnos cuenta que la sociedad es la que designa a los servidores públicos, indirecta o directamente, y es la misma sociedad la que puede quitarlos, exigirles que hagan bien su trabajo, exigirles que rindan cuentas, ya que visto desde una manera social, estos servidores públicos son los que trabajan para benefició de la sociedad, y no sólo para ellos mismos y para unos cuantos que están a su ala derecha.