Por
Miguel Ángel Serna Ortega
Investigador
Histórico
Único mexicano que ha sido director de la UNESCO cuya
sede que es la institución encargada de la educación y la cultura de todos los
pueblos del mundo y cuya sede se encuentra en París Francia. Nació en la ciudad
de México el diecisiete de abril de mil novecientos dos, escritor mexicano que
fue uno de los principales animadores del grupo formado en torno a la revista
contemporáneos (1928-1931), cuya particular síntesis de tradición y vanguardia
resultaría de gran trascendencia en el devenir literario y cultural del país.
Cuando en 1928, aparece en ciudad de México la
revista Contemporáneos y comienza a actuar el grupo de poetas y
escritores que componen su redacción y que, durante tres años, animarán su
publicación, se produce uno de los hechos capitales en el devenir de la literatura
mexicana posterior. Sin aquella empresa cultural que optaba por la
experimentación creadora defendiendo, al mismo tiempo, la especificidad
mexicana; sin su interés por las nuevas tendencias creadoras que aparecían en Europa,
pero también sin su empeño en mantener una originalidad que bebía en las
fuentes autóctonas que tanto habían influido, anteriormente, en la generación de
los grandes muralistas como Diego Rivera, David Alfaro Siqueiros y José C. Orozco,
las letras y la cultura mexicana del siglo xx serían muy distintas: habrían
quedado amputadas de alguno de sus componentes fundamentales. junto a Salvador Novo,
Xavier Villaurrutia
y otros escritores, Jaime Torres Bodet fue uno de los portaestandartes de aquel
grupo fecundo y versátil.
Nacido en ciudad de México el 17 de abril de 1902, la vida de Jaime
Torres Bodet es el paradigma de una estirpe de literatos mexicanos que
distribuyeron sus intereses personales, su inteligencia y su laboriosidad entre
la creación literaria y las funciones políticas o diplomáticas. Tras sus
estudios en las escuelas normal, nacional preparatoria y de jurisprudencia, se
inscribió en la facultad de altos estudios de la universidad de México donde,
en 1921, fue nombrado secretario personal de su rector que, por aquel entonces,
era el insigne escritor José Vasconcelos.
Inició de este modo una casi ininterrumpida sucesión de cargos que
prosiguió, en 1922, con su nombramiento como jefe del departamento de
bibliotecas de la Secretaría de Educación Pública, puesto que ocupó hasta 1924,
para convertirse luego, de 1925 a 1928, en profesor de literatura francesa en la
facultad de altos estudios. En 1929 ingresó, por oposición, en el servicio
exterior, ocupando el cargo de secretario en la legación mexicana en Madrid y
en París. En 1934 regresó a américa como encargado de negocios en buenos aires
y, al año siguiente, cruzó de nuevo el atlántico convertido ya en primer
secretario de la embajada de México en Francia.
Tras un período mexicano, durante el cual ocupó, en 1936 y 1937, la
jefatura del departamento diplomático de la secretaría de relaciones
exteriores, pasó a ser encargado de negocios en Bélgica (1938) y, de nuevo en
México, secretario de educación pública entre 1943 y 1946, puesto desde el que
promovió la campaña nacional contra el analfabetismo (1944-1946), estableció el
comité federal del programa de construcción de escuelas (1945) y fundó el
instituto nacional de capacitación del magisterio.
Se hizo cargo luego, en 1946, de la secretaría de asuntos exteriores,
representando a México primero en la conferencia interamericana de Quintandinha
(Brasil, 1947), que estableció el tratado interamericano de asistencia
recíproca, y, después, en la ix conferencia internacional americana de Bogotá
(1948), que aprobó la carta de la organización de estados americanos. En 1948,
su carrera diplomática encontró un refrendo internacional cuando fue elegido
para el cargo de director general de la organización de las naciones unidas
para la educación y la cultura (UNESCO), puesto que había de ocupar hasta 1952.
De nuevo como secretario de educación pública, Torres Bodet dirigió, a
partir de 1959 y hasta 1964, el plan de once años para la extensión y el
mejoramiento de la enseñanza primaria, y puso en marcha el sistema de libros de
texto gratuitos, creando, además, los primeros treinta centros de capacitación
para trabajo industrial, que supusieron un importante impulso para la formación
profesional en México.
Miembro de la academia mexicana de la lengua, de el colegio nacional,
del instituto de Francia (cuya academia de bellas artes presidió en 1966 y 1967)
y de la academia del mundo latino, fue investido doctor honoris causa
por las universidades de Albuquerque, Burdeos, Bruselas, la Habana, Lima, Lyon,
Mérida, México, París, Sinaloa y del Sur de California, recibiendo en 1966 el
premio nacional de las letras.
La obra de Jaime Torres Bodet
Escritor de pluma fértil y exquisita, Torres Bodet escribe y publica
muy pronto, a los dieciséis años, su primer libro de poemas, fervor
(1918), en el que pueden todavía rastrearse las influencias y los modos de un
modernismo declinante y que se irán atemperando hasta desaparecer en sus obras
posteriores, gracias, sin duda, a la lectura de sus contemporáneos franceses y
españoles: André Gide, Jean Cocteau, Antonio Machado y Juan Ramón Jiménez,
entre otros, escritores que despertarán en el joven creador el deseo de
internarse por sendas menos manidas y de lanzarse a ciertos vanguardismos
literarios.