Editorial
Se fue el 2012,
pasaron hechos extraordinarios, sin embargo, aunque todos señalan que no hubo
crisis económica, Felipe Calderón, tuvo un pésimo fin de sexenio, dejo un país
con miles de muertos y restauró la dictadura perfecta, a pesar de que el pueblo no quería el regreso del PRI, aunque nuestras
instituciones electorales desechables hayan dicho lo contrario.
Por otro lado, en Hidalgo,
sólo tuvo desarrollo un cierto grupo de poder, “los privilegiados” cada día se
hacen más ricos y poderosos, mientras el pueblo sólo percibe que los impuestos
suben, los trámites en las presidencias municipales son más engorrosos, la
canasta básica está por las nubes y los mismos de siempre nos siguen gobernando
por medio de poses.
En 2013 deberá haber
cambios urgentes, sobre todo para combatir la pobreza, la clase política debe
entender que la gente está cansada del PRI y más ahora que impusieron a Peña
Nieto. Aunque las instituciones y Televisa digan que fue una elección limpia, a
la gente ya no se le engaña tan fácil, las redes sociales y las nuevas
tecnologías le han abierto la mente a la ciudadanía. El Revolucionario Institucional
debe renovarse, dejar la demagogia, ser incluyente y regresar a las políticas
sociales, ya que construyeron una presidencia de poses con gente hueca, sin
preparación y sin capacidad.
Peña Nieto, deberá
cumplir sus promesas, porque de otra forma, si de por si la gente no lo quiere,
se va echar encima a toda la nación y el efecto rebote se reflejará en las
próximas elecciones, ya que no habrá forma de tapar a través de las instituciones
electorales el fraude. Todos los políticos se comprometieron en todos los
niveles de gobierno ¿Podrán con el copete o mejor dicho con el paquete?
El gobierno no puede
mentirnos, hay alarma social, México está al borde de que estalle una
revolución, sino es que ya inició y la estamos viviendo. La clase política debe
reaccionar, en las filas del PRI no hay el suficiente talento para revertir las
cosas, México ya no es el mismo desde que las redes sociales le abrieron los
ojos a la ciudadanía. La pobreza, el nepotismo, el tráfico de influencias, los
discursos huecos, la corrupción, el narcotráfico, ahora si salen a la luz
pública y nuestros gobernantes están remando contra la corriente.
Debemos ser realistas,
México no está bien, los políticos deben empezar por reconocer, por ser
honestos, a la ciudadanía ya no se le puede engañar tan fácilmente. Los que
dirigen este país tienen que aprender a ver esta nueva realidad, nuestra nación
está cambiando de paradigma y el estereotipo de gobernante que hoy tenemos ya
no funciona.