LOS FALSOS ÍDOLOS EN EL SIGLO XXI (NUEVA JERUSALÉN)


POR ARMANDO NIETO
TWITTER: ArMaNdevil

Ya lo decía Carlos Marx, “la religión es el opio del pueblo”, es increíble como en pleno siglo XXI aun existan en países desarrollados y emergentes (como el caso de México) que albergan y dejan crecer a seudo instituciones metafísicas religiosas que creen tener la razón absoluta, contribuyendo a un fanatismo social, el cual se trasfigura en una enajenación colectiva que a la vez conlleva a la realización de ciertos actos vandálicos que van en contra del estado de derecho y atentan contra los derechos y libertades de las personas.

Un ejemplo de esto es el caso de la Nueva Jerusalén, una pequeña comunidad dentro del Estado de Michoacán que se auto gobierna bajo un código religioso, donde tiene ciertas reglas que atentan contra los derechos fundamentales y libertades de los habitantes, como la prohibición de jugar futbol, leer diarios, ver televisión, estudiar y también está prohibido la impartición de una educación laica por parte del Estado mexicano.

Todo esto es llevado a cabo bajo el estandarte de una religión que esta tergiversada en esa comunidad, donde impera el fanatismo religiosos y una manipulación política por parte de miembros de esa comunidad y de esferas políticas como es el caso del PRI, donde se ha documentado que para seguir realizando ese tipo de actos y quedar impunes, los lideres de esa comunidad realizan pactos y acuerdos con el PRI para así obtener los votos de aquellos habitantes a favor de su partido, y en contrapartida el PRI permite que sigan teniendo el control en esa comunidad.

Lo lamentable de todo esto es la gente que cree que está realizando ciertos actos a favor de un falso profeta, por el cual se comportan como gamberros, y destruyan escuelas, quemen libros, y priven de su libertad a toda una comunidad, donde bien pareciera que todo esto se ajusta a una frase de Nietzsche “Dios ha muerto, parece que lo mataron los hombres”, otro punto es el gobierno municipal y estatal que no hace nada por tratar de solucionar este conflicto y que hasta hoy en día los jóvenes de esa comunidad que tienen el ánimo de superarse educativamente no pueden lograrlo, por la necedad, el fanatismo y la imposición del poder político y religioso de algunos cuantos.

Ya lo diría Gilbert Keith Chesterton “La iglesia nos pide que al entrar en ella nos quitemos el sombrero no la cabeza”.